Miles de cristianos, peregrinos y palestinos esperan desde primera hora de la mañana en el Santo Sepulcro y las callejuelas adyacentes de la Ciudad Vieja de Jerusalén el milagro del Fuego Sagrado, en el sábado santo ortodoxo y que extenderá una llama por toda la ciudadela.
Según la tradición cristiana ortodoxa, cada año el día anterior a la Pascua el patriarca Teófilos III ora arrodillado en el edículo que cubre la tumba de Cristo, hasta que surge una llama azul que utiliza para prender una vela.
Después sale y ofrece el fuego para encender a religiosos y peregrinos, que lo van pasando de unos a otros y extendiendo por toda la ciudad.
Ya desde primera hora de la mañana había grupos de peregrinos arremolinados en las puertas de la Ciudad Vieja, cuyos accesos estaban cerrados y controlados por fuerzas policiales.
Varios peregrinos se agolpaban fuera del Santo Sepulcro desde la pasada madrugada, hasta que una vez abiertas las puertas les han dejado pasar en grupos.
La Policía aseguró a Efe que se permite estar dentro de la basílica a unas 500 personas, mientras que el resto esperan largas horas en las callejuelas empedradas.
