Miles de cristianos celebran el Fuego Sagrado del Santo Sepulcro de Jerusalén
EFE
La atmósfera sombría del Santo Sepulcro de Jerusalén se iluminó súbitamente este sábado con las llamas doradas de miles de veladoras encendidas con el Fuego Sagrado, y el estruendo eufórico de la marea de fieles que presenció el “milagro” anual, estremeció al templo más importante de la cristiandad.
“¡Jesucristo ha renacido!”, clamaron en árabe, latín o ruso los creyentes, que entre lágrimas y fuego en mano, recorrían el abarrotado templo románico, ubicado en el corazón del barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén este ocupado.
Según la tradición cristiana ortodoxa, el Fuego Sagrado nace espontáneamente cada Pascua por obra de Dios dentro del Edículo que alberga la tumba vacía de Jesús, ubicado bajo la imponente cúpula del Santo Sepulcro, a sólo unos metros de la Gólgota, donde fue crucificado.
Agolpados alrededor de la tumba, cristianos ortodoxos, armenios, coptos y siríacos, venidos desde diferentes latitudes, llaman con fuertes cánticos y tambores al patriarca ortodoxo griego, Teófilo III, para que ore en soledad dentro el Edículo hasta que se haga el fuego.
Una vez encendido, el jerarca extiende las flamas de dos haces de 33 velas, una por cada año que vivió Jesús, para prender las veladoras de los eufóricos feligreses, el clímax de la ceremonia del Fuego Sagrado, la más importante para las Iglesias orientales y la comunidad cristiana de Tierra Santa.
Este mismo fuego, que los fieles se acercan a la cara creyendo que no puede hacerles daño, se propaga vertiginosamente de mano en mano entre las miles de veladoras dentro del Santo Sepulcro, y será llevado a las iglesias de los territorios palestinos e incluso trasladado en aviones a países con importantes comunidades ortodoxas, como Grecia, Turquía, Rusia, Ucrania, Bulgaria, Rumanía o las repúblicas bálticas.
«No puedo explicar con palabras la experiencia, agradezco a dios por la bendición», dijo al persignarse Catarina Jovanovich, una joven ortodoxa que llegó desde Serbia especialmente para presenciar el «milagro» del Fuego Sagrado.
«Cristo es el camino, este fuego significa su resurrección. Estar aquí es un sueño, seguí la luz, llegué Tierra Santa con este propósito: ¡algún día, el mundo entero será cristiano!», dijo Monty Naida, de origen australiano, mientras compraba veladoras de miel y una cruz de madera al salir del Santo Sepulcro.
Restricciones policiales
Cientos de policías, militares, bomberos y paramédicos fueron desplegados dentro del Santo Sepulcro y en las estrechas calles de piedra caliza que lo rodean, para contener a los miles de fieles que intentaban llegar en masa al templo.
«Nuestra única prioridad es la seguridad y preservar la vida humana», dijo a Efe Dean Elsdunne, un vocero de la Policía de Israel, al explicar que el aforo fue limitado a 2.200 asistentes por órdenes de un ingeniero en seguridad independiente.
Esta versión fue desmentida rotundamente por el Patriarcado Greco-ortodoxo, que acusó a Israel de «tergiversar completamente los hechos» y llamó «a todos los cristianos, locales y peregrinos, a participar» de la ceremonia, que sufre restricciones de la policía israelí por segundo año consecutivo después de que en años precedentes llegara a albergar a 10.000 fieles.
Varios videos que circularon en internet mostraron a uniformados israelíes empujando e incluso enfrentándose a golpes con fieles cristianos, muchos de ellos palestinos, que pretendían acercarse a la ceremonia.
«Personas que no tenían permisos de los jefes de las Iglesias intentaron empujar a la Policía y romper las barreras instaladas», dijo un vocero de la Policía, al precisar que una persona que hirió a un uniformado fue detenida.
Fadi Haddat, un palestino de 44 años que no pudo llegar al interior del templo junto con su hijo y esposa, estimó que fueron «demasiados los puestos de control israelíes que impidieron llegar a la tumba de Jesús».
«No están permitiendo la libertad de culto», denunció, cuidando meticulosamente la llama de su veladora blanca, que pudo encender en los alrededores del Santo Sepulcro.
Las tensiones del conflicto palestino-israelí se han recrudecido considerablemente, con más de cien muertos en lo que va de 2023.
A inicios de mes, fuerzas israelíes se enfrentaron violentamente con musulmanes palestinos que celebraban su mes sagrado de Ramadán en la mezquita de al Aqsa -muy cercana al Santo Sepulcro-, un evento que ocasionó una escalada bélica entre Israel y milicias propalestinas en Gaza, Líbano y Siria.
En este contexto, Israel revocó el miércoles los permisos de más de 700 palestinos cristianos de la Franja de Gaza para acudir a la Pascua ortodoxa en la Ciudad Vieja, en Jerusalén Este, una ciudad bajo ocupación israelí desde 1967 y reclamada por los palestinos como la capital de su futuro Estado.
Ajena al tumulto y a los conflictos políticos, una monja rumana cierra los ojos y canta entre el humo picante que quedó flotando en el Santo Sepulcro. «La luz de Cristo iluminó mi corazón», dice sonriente a EFE.
La ceremonia del Fuego Sagrado se ha celebrado desde los primeros años del cristianismo y se registró por primera vez en el año 328 DC, según el historiador Eusebio.
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