Mensajes de la Virgen de Fátima, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
Después de las tres apariciones del ángel en 1916 a los tres pastorcitos, donde los enseñó a rezar, les pidió que oraran por la conversión de los pecadores y les dio la comunión, el día 13 de mayo de 1917 la Virgen se le apareció a Lucía, Francisco y Jacinta sobre una nube en un árbol y conversó con ellos, les pidió que regresaran el día 13 de todos los meses durante 6 meses y que en octubre les daría una gran señal.
En la segunda aparición, el 13 de junio de 1917, la Virgen le pidió a los niños que incluyeran la oración del ángel al final de cada misterio. «Recen el rosario todos los días en honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque solamente el Rosario puede obtenerlo».
Los niños le preguntaron si irían al cielo y ella les respondió «me llevaré al cielo a Francisco y a Jacinta pronto, pero Lucía se quedará un poco más».
El 13 de julio de 1917, en la tercera aparición, la Virgen María compartió con los niños una visión del infierno y expresó el deseo de establecer en el mundo una devoción a su corazón inmaculado para salvar a las almas del infierno.
Pidió que el Papa y todos los obispos del mundo consagraran a Rusia a su inmaculado corazón; de no hacerlo, Rusia extendería sus errores alrededor del mundo trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia y agregó «vendrán modas, canciones que ofenderán mucho a Dios y producto de ello se producirán enfermedades que acabarán con muchas personas». Les predijo la segunda guerra mundial.
Camino a la cuarta aparición, el administrador local puso presos a los niños por no decirles cual era el secreto que les había dado la Virgen y no permitió que llegaran a la cita con ella. Sin embargo, ocho días después, se les apareció el 19 de agosto de 1917 mientras los niños pastoreaban a sus ovejas y les volvió a pedir «oren, oren mucho, hagan sacrificio por los pecadores, muchas almas van al infierno porque nadie esta dispuesto a ayudarlos con sus sacrificios y les dijo que por la pureza del corazón de muchos iba a suceder el milagro que sería menor.
En la quinta aparición el 13 de septiembre de 1917, una multitud fue testigo de como caían pétalos de rosa blancos del cielo y desaparecían cuando Lucía le pedía a Nuestra Señora de Fátima. Ella respondió que solo algunos se curarían porque nuestro señor no confía en todos ellos.
La sexta y última aparición fue el 13 de octubre de 1917. Entre 70 y 100 mil personas fueron testigos del milagro del sol, incluso reporteros no creyentes informaban del milagro como un fenómeno inexplicable. La Virgen María les dijo: «Yo soy la Señora del Rosario», y exclamó «¡Las personas deben rehacer sus vidas, pedir perdón por sus pecados, no deben ofender más a nuestro señor porque ya se le ha ofendido demasiado!».
La Virgen pidió que rezáramos a diario el rosario, por la conversión de los pecadores y la paz del mundo diciendo «oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia».
Amigos, recemos a diario el rosario porque ella lo pidió, ella es la madre de Dios y con Dios siempre ganamos!