Mbappé, un ultimátum con la pólvora mojada - 800Noticias
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EFE

Al ultimátum que el presidente del París Saint-Germain, Nasser Al-Khelaifi, lanzó este miércoles a Kylian Mbappé, o renuevas o te vas, le falta un elemento clave: el factor coercitivo.

El club no puede obligar al jugador a prolongar su contrato, pero tampoco puede imponer una salida del jugador que tiene firmado un año más con la entidad francesa.

El mango de la sartén está en manos del futbolista, de 24 años, ídolo absoluto de la grada, que puede contemporizar o forzar la situación si considera que es lo que más le conviene, mientras que la capacidad de presión del club es relativa.

Al-Khelifi dio un máximo de dos semanas al futbolista para pronunciarse, pero no dijo qué pasaría si Mbappé decide no mover ficha. El club ha dejado claro que dejar en el dique eco toda la temporada al «mejor futbolista del mundo», en palabras del presidente, no es una opción.

Las declaraciones de unos y otros conducen a un callejón sin salida en el que el delantero tiene poco que perder. Mbappé repite que esta temporada jugará en el PSG y no ha dado luz verde a la prolongación opcional de un año que acordó el verano pasado.

Al-Khelaifi no quiere que el futbolista, por el que pagó 180 millones en 2017 y al que puso el sueldo más alto de la historia cinco años más tarde, se vaya sin dejar una compensación en sus arcas.

«Acuerdo verbal»

El presidente aludió a un «acuerdo verbal» y dijo que le decepcionaría que buscara abandonar el PSG sin dejar una indemnización en las arcas del club.

Pero se olvidó de que el futbolista ya quiso dejar el PSG con antelación y que cuando era el club quien tenía la llave de la puerta, esta siempre estuvo cerrada.

En julio de 2021, Mbappé pidió irse al Real Madrid de forma tajante y lo hizo «para que el club tuviera una indemnización de traspaso para tener a un sustituto de calidad».

El delantero se encontró entonces con la negativa del club, que rechazó unos 200 millones de euros que puso el Real Madrid para hacerse con un jugador que al año siguiente quedaba libre.

Ahora, su discurso ha cambiado. Si el 2022 todo eran buenas palabras para convencer al futbolista de quedarse, ahora Al-Khelaifi opta por la firmeza, aunque tiene poco margen de negociación.

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Proyecto comprometido

El Real Madrid, o cualquier otro club, sabe que puede jugar con el calendario y el futbolista preferirá irse libre el año próximo y negociar así con su nuevo club, que no habrá pagado indemnización de traspaso, una sustanciosa prima de fichaje. Ese es el fantasma que aterra al PSG.

Pase lo que pase, el proyecto de Luis Enrique en el club francés no parece que vaya a pivotar sobre Mbappé. El entrenador español, que en su presentación del miércoles se mantuvo mudo sobre el caso del delantero estrella, no sabe si su equipo se construirá en torno al atacante galo. Y todo cambia en ese caso.

Eso explica la prisa del club por resolver el caso, aunque el futbolista, que pasa unos días de vacaciones en Estados Unidos, no se incorporará a los entrenamientos hasta dentro de dos semanas, justo cuando acaba el plazo fijado por el presidente.

Hasta entonces, el club quedará colgado de la voluntad del jugador y de su capacidad de encontrar un comprador dispuesto a desembolsar una cantidad importante por un futbolista que, a partir de enero, puede negociar sin tener que pagar por el traspaso.

El ultimátum del presidente tiene la pólvora mojada, a menos que se saque un conejo de la chistera. Pero las tensiones entre unos y otros dejan poco margen a que el futuro de Mbappé pase por la capital francesa.

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