Más de 400 restaurantes de KFC siguen cerrados en Reino Unido por insólito motivo
El País
El desabastecimiento de pollo en los restaurantes británicos de la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken, más conocida como KFC, está adquiriendo ya tintes de tragicomedia, a medio camino entre la denuncia social y el género de catástrofes.
Cientos de establecimientos, alrededor de la mitad de los 900 que tiene la empresa en el país, seguían cerrados por falta de pollo, después de que la escasez empezara a notarse el pasado fin de semana. Mientras tanto, los locales que han podido abrir se las han visto y deseado para satisfacer la demanda de la legión de ansiosos amantes de estos cubos de trozos de pollo, tocados con el crujiente rebozado marca de la casa.
La desesperación de muchos clientes habituales llevó a algunos locales, incluso, a llamar a la policía, que tuvo que pedir calma. La prensa británica ha citado varios casos de empleados desesperados de KFC que habían tomado la iniciativa de comprar pollos ellos mismos para mitigar la tensión de los clientes.
La crisis ha invadido las redes sociales con el hasgtag de #KFCCrisis, y hasta hay quien ha tratado de aprovechar el tirón para vender su mercancía –sin usar, asegura, y adquirida el pasado lunes- en eBay.
La principal pregunta, la de dónde está el pollo, parece estar ya resuelta. Las aves se encuentran dentro de decenas de camiones atrapados en una terminal de distribución de la localidad de Rugby. La nueva pregunta es: ¿aguantarán la carne en buen estado hasta que se resuelvan los problemas logísticos?
El problema, según la compañía, proviene de una avería en el sistema de distribución de la empresa alemana de transporte DHL, con la que este gigante estadounidense empezó a trabajar el pasado fin de semana, después de romper su contrato con la compañía sudafricana Bidvest.
The Guardian, citando fuentes municipales, publica que la nueva terminal no había sido debidamente inspeccionada y podría haber sido cerrada por incumplir la normativa de seguridad. Un portavoz del ayuntamiento asegura que se enteraron por la prensa de que el edificio iba a ser utilizado para almacenar carne fresca de pollo. “No se requiere que DHL obtenga una licencia para el almacén, pero sí necesita registrarse”, ha dicho el ayuntamiento en una comunicado. “Ahora hemos recibido la documentación relevante y esperamos poder aprobar el registro en pocos días”.
KFC ha reconocido que parte de la carne atrapada en Rugby deberá ser destruida. Pero no es la carne el único daño colateral del cambio de distribuidor, sobre el que los sindicatos alertaron ya de que tendría consecuencias negativas. El cierre puede afectar también a miles de trabajadores, contratados con el precario mecanismo conocido como “contratos de cero horas” en los establecimientos franquiciados, que cobran solo por el tiempo trabajado.