Mariano Rivera vuelve a poner a Panamá en lo más alto del béisbol profesional
EFE
No podía ser de otra manera, hasta en el día de dar el discurso de exaltación al Salón de la Fama, Mariano Rivera, tuvo a Panamá en su corazón y palabras para también hacer un «cierre» magistral de la ceremonia de presentación de los nuevos miembros al recinto sagrado del béisbol profesional de las Grandes Ligas.
Rivera recordó que la primera vez que conoció a su nuevo manejador, Joe Torre, en los Yanquis de Nueva York, en 1996, pensó que hablaba castellano.
«Empecé a hablar con él en español. Le dije, ‘Hola Torre, ¿cómo estás?», contó Rivera. «Él me miró como si yo estuviera loco. No sabía que él no hablaba español».
Sin embargo, más de 23 años después, una gran parte de los millares de personas que este domingo presenciaron la ceremonia de exaltación del Salón de la Fama de la Clase del 2019 sí hablaban español.
Welcome to baseball immortality, Mariano Rivera. @Yankees #HOFWKND pic.twitter.com/xigpUEPHSI
— Baseball Hall ⚾ (@baseballhall) July 21, 2019
Algo que llenó de felicidad a Rivera, que además los complació, como había prometido.
Después de un detallado discurso en inglés sobre su trayectoria en el béisbol profesional, Rivera, elevado al Salón el domingo en el Clark Sports Center de Cooperstown, se dirigió a Panamá y a América Latina, sus dos verdaderas pasiones.
Rivera presentó su discurso basándose en algunos apuntes que tenía preparados y lo hizo de una manera más improvisada, sin tener que centrarse en un discurso leído.
Al final, cuando le tocó su parte en español, el gran héroe deportivo panameño siguió expresándose de todo corazón, como siempre le gusta hacer las cosas
«Para mi Panamá querida. Algo especial que aprendí a hacer fue siempre donde iba, representar a Panamá y dar lo mejor de mí por Panamá», dijo Rivera, el segundo panameño exaltado al Salón de la Fama después de Rod Carew en 1991. «A todo el pueblo panameño, a todo fanático latinoamericano, esto es de ustedes. Los amo mucho, de una manera muy especial».
Criado en el pueblo pesquero de Pueblo Caimito, Rivera se convirtió en el mejor cerrador de todos los tiempos en las Grandes Ligas, siendo líder de por vida en juegos salvados tanto en campaña regular como en postemporada.
Entre otros tantos logros, ganó cinco Series Mundiales con los Bombarderos del Bronx. El domingo fue la culminación de esa trayectoria desde Pueblo Caimito hasta Cooperstown.
«Gracias por permitirme crecer en esa república hermosa. Gracias a Puerto Caimito, a mi gente de Puerto Caimito», destacó un Rivera emocionado ante un público que incluyó al Presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, y la leyenda panameña del boxeo, Roberto ‘Mano de Piedra’ Durán.
Rivera siguió pleno de emociones en sus palabras que llegaban a lo más profundo de los asistentes.
«Me enseñaron a vivir. Me enseñaron a aceptar los valores. Gracias por la crianza que me dieron. Les amo mucho, gracias por todo. Gracias por todo ese pueblo panameño que me acompaña en este día».
De nuevo, Rivera había hecho el cierre perfecto a una jornada inolvidable para una carrera y trayectoria también excepcional plena de éxitos dentro y fuera de los campos de juego, donde siempre fue todo un símbolo de grandeza y dignidad.