María Auxiliadora, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
La madre de Dios ha sido llamada Auxiliadora por los primeros cristianos sobre todo de Grecia, Egipto, Antioquía. En el año 345 San Juan Crisóstomo se refirió a ella como auxilio potentísimo de Dios, con el paso del tiempo se popularizó la labor de la virgen para auxiliar a los enfermos, los débiles, los pobres, los gobernantes y otras personas que necesitan de su poderosa intercesión.
En Ucrania la llamaban Auxiliadora desde el año 1030 por haber liberado aquella región de la invasión de tribus paganas. El triunfo de la batalla de Lepanto frente al poderoso ejército musulmán el 7 de octubre de 1571 se le atribuyó a la intercesión de la virgen a través del rezo del rosario. Al año siguiente, el papa San Pio V introdujo en las letanías la advocación María Auxiliadora ruega por nosotros.
En el siglo XVII los católicos del sur de Alemania prometieron a la virgen honrarla con el título de Auxiliadora si los libraba de la invasión protestante, la madre de Dios concedió el favor y decenas de capillas tomaron el nombre de María Auxiliadora de los cristianos.
El emperador Napoleón Bonaparte puso preso al papa Pio VII Y lo llevó a Francia, el papa dedicó sus oraciones a María Auxiliadora para que protegiera a la Iglesia. En 1815 cuando la Iglesia había recuperado su posición y poder espiritual, el papa instituyó la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo para perpetuar el recuerdo del día de su regreso a Roma después del cautiverio.
En China la devoción a María Auxiliadora data del siglo XIX. Ha sido declarada patrona de China, el santuario mariano de Sheshan, en Shangai, es el lugar de referencia para venerarla. San Juan Bosco fue un gran propagador del amor a esta advocación mariana porque la misma virgen se le apareció en 1860 para señalarle el lugar en Turín, Italia, donde debía ser construido un templo en su honor bajo el título de Auxiliadora.
Juan Bosco en 1865 mandó a pintar un cuadro que representara a María Auxiliadora, en el centro estaba la virgen santísima de pie, coronada con 12 estrellas y sobre una nube. En su brazo izquierdo carga al niño Jesús, coronado también y con los brazos abiertos haciendo un gesto de llamada, de acogida, de entrega. En el brazo derecho sostiene el cetro, símbolo del poder de María como reina que siempre actuará en favor de nosotros sus hijos, guiándonos, protegiéndonos, incluso combatiendo con nosotros los que acudimos con confianza a pedir su auxilio.
Está rodeada de ángeles, de la parte de arriba sale un rayo de luz celestial que sale desde el ojo de Dios y se posa sobre la virgen y el niño, más abajo hay una paloma que representa al Espíritu Santo de donde salen 8 rayos que se posan sobre la virgen, se puede apreciar a la virgen María como parte central de la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
En la parte inferior se encuentran los apóstoles, los cuatro evangelistas y San Pablo. Este cuadro simboliza que María, iluminada por Dios y por el Espíritu Santo es madre y modelo de la Iglesia que Cristo fundó y con Dios ¡siempre ganamos!