Madre María de San José, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

por: María García de Fleury

Laura Evangelista Alvarado Cardoso, nació en la ciudad de Choroní, municipio Girardot del estado Aragua, el 25 de abril de 1875, cuando tenía 13 años recibió su primera comunión como era la costumbre de la época, el 8 de diciembre de 1888; ese día se ofreció a Dios como esposa y desde entonces se dedicó a enseñar en su casa a leer, escribir, matemáticas y catequesis a un grupo de niños de escasos recursos con lo cual creo una escuela católica gratuita.

Como siempre llevaba un crucifijo sobre el pecho, las personas comenzaron a llamarla «ahí va la niña de Cristo». Cuando tenía 16 años se desató una gran epidemia en Maracay y Laura junto con 4 amigas comenzaron a ayudar al párroco, el padre Vicente López Aveledo,  a cuidar a los enfermos, así se fundó el primer hospital de Maracay que se llamó Hospital San José.

Laura trabajaba como voluntaria y al mismo tiempo impartía catequesis, su entrega a los niños y enfermos era total, cada día les dedicaba más y más tiempo, por esa razón, el padre López Aveledo le propuso a ella y a sus compañeras que por qué no formaban una congregación religiosa, pues eran tantas las horas que pasaban en el hospital orando, que habían terminando haciendo de este su residencia.

El 5 de mayo de 1896 Laura fue nombrada directora del hospital, y el 11 de febrero de 1901 fundó también con el apoyo del Padre López la Congregación de Las Hermanitas Hospitalarias de San Agustín o Agustinas Recoletas. Con apenas 22 años fue nombrada Superiora general de la congregación, asumieron la regla de San Agustín y el hábito de Santa Rita de Casia»

En sus años como superiora recorrió Maracay, Caracas, Barquisimeto, La Victoria, Los Teques, Calabozo, Puerto Cabello, Valencia y Coro, lugares donde estableció orfanatos, colegios, hospitales, haciendo llegar su mensaje evangelizador de solidaridad y amor. En pocos años, sin medios económicos, logró levantar más de 30 fundaciones.

Su amor más grande era la eucaristía, de noche pasaba largas horas frente al sagrario en íntima conversación con Jesús. Se dedicó personalmente a elaborar ostias para que los sacerdotes luego las pudieran consagrar y convertir en el cuerpo de Cristo. Nunca quiso que cobrara por esta actividad, pues decía que no se podía cobrar por entregar lo que iba a ser el cuerpo de Cristo. Al día de hoy esta sigue siendo una de las actividades fundamentales de las agustinas recoletas de la Madre María de San José.

En su casa hogar de Maracay pasó los últimos años de su vida dedicada a la oración, a elaborar ostias a sus huerfanitas y a los trabajos más humildes. Falleció después de una larga enfermedad el 2 de abril de 1960. Fue declarada venerable el 7 de marzo de 1992 y quedó abierta la posibilidad de su beatificación, por eso procedieron a la exhumación de sus restos el 19 de enero de 1994 y la gran sorpresa fue que hallaron su cuerpo incorrupto, incluso la flor que le habían puesto, en medio de una urna de madera que estaba prácticamente destruida debido a la humedad del subsuelo.

El papa Juan Pablo II la declaró oficialmente beata el 7 de mayo de 1995, con lo que se convirtió en la primera beata venezolana por su entrega a Dios y servicio a los más necesitados pues Madre María de San José sabía que con Dios siempre ganamos.