Luis Enrique, ante su último y más decisivo clásico
EFE
Luis Enrique Martínez afronta este domingo en el Santiago Bernabéu su trigésimo segundo clásico en la Liga, el último como entrenador del primer equipo azulgrana y el más decisivo, en el que buscará deshacer el balance de dos victorias, las mismas derrotas y un empate desde que en la temporada 2014-15 asumiera el banquillo del club azulgrana.
Como todos los clásicos es especial, aunque seguramente se trata del más transcendental desde que el técnico asturiano dirige el Barcelona.
Las opciones en la Liga del vigente campeón pasan por vencer al eterno rival y esperar que pierda uno de los seis partidos que los de Zinedine Zidane tendrán pendientes.
Unas cuentas que en las temporadas precedentes nunca tuvo que hacer antes de un clásico, ya fuera porque el partido correspondía a la primera vuelta o bien porque el Barcelona dependía de sí mismo para levantar el título.
Hasta la fecha, Luis Enrique ha dirigido desde el banquillo cinco clásicos en la Liga, los dos partidos del curso 2014-15 (victoria en el Camp Nou, 2-1; y derrota en el Bernabéu, 3-1), otros dos la temporada pasada (triunfo por 0-4 en el Bernabéu; y tropiezo en el Camp Nou 1-2) y el de la primera vuelta disputado en el Camp Nou (1-1).
Hace algo más de cinco meses, el Barcelona empató en un partido con muchas alternativas en el que los visitantes igualaron el encuentro en el tiempo añadido con un tanto de Sergio Ramos.
Fue el trigésimo primer clásico de Luis Enrique, que ya sabe los que es vestir tanto la camiseta blanca -cinco temporadas- y la azulgrana que se enfundó durante ocho cursos.
Debutó el asturiano en los clásicos en la temporada 1991-92, la primera como madridista. Fue el 19 de octubre de 1991 y entró en el minuto 75 sustituyendo a Gica Hagi, en un duelo que acabó en 1-1, con goles de Prosinecki y Koeman, quienes acabaron expulsados, igual que otros dos barcelonistas más (Nadal y Ferrer).
Como jugador del Madrid, nunca ganó en el Camp Nou, con una única recompensa de un empate (1-1), y padeció un 5-0 en la temporada 1993-94, algo que el Madrid corrigió en el curso siguiente en el Bernabéu, cuando devolvió el mismo resultado, en el que el asturiano fue uno de los que jugadores que marcó. De hecho, en aquel 5-0 fue el único gol que transformó en los clásicos vestido de blanco.
Más suerte tuvo como goleador cuando vistió de azulgrana. En su segunda visita al Bernabéu, suyo fue el segundo tanto barcelonista en el 2-3, que celebró con rabia dirigiéndose a la que durante cinco temporadas fue su afición.
En el Camp Nou, Luis Enrique fue el autor de dos tantos en el 3-0 de la temporada 1998-99 y volvió a celebrar un gol en el templo azulgrana dos campañas después en la victoria del Barça por 2-0.
En la penúltima temporada como jugador en activo, la visita del Barcelona al Bernabéu se saldó con 1-1 y Luis Enrique también vio portería celebrándolo por todo lo alto, como siempre que acudió al Bernabéu como azulgrana.
Esa noche vio una amarilla en una trifulca en la que el actual entrenador del Barça tuvo un encontronazo con Zinedine Zidane, actual preparador de los madridistas, que antes había propinado un codazo a Carles Puyol.
Este sábado ambos entrenadores se verán por tercera vez las caras en el banquillo, ya que en el partido de ida de la pasada temporada, en el que el Barcelona ganó 0-4, los madridistas aún tenían en el banquillo a Rafael Benítez.
Como jugador, Luis Enrique ha ganado ocho partidos en los clásicos, ha empatado nueve y ha perdido en otras nueve ocasiones. Ha vencido más como azulgrana, seis, empatado otros seis y perdido 4.
Como madridista, participó en menos clásicos. Ganó dos, empató tres y perdió cinco. De todas formas, como jugador no participó en cuatro de esos partidos.
Con el Barcelona eliminado de la Liga de Campeones y el Real Madrid sin opciones en la Copa del Rey, este domingo Luis Enrique vivirá su último clásico antes de dejar el banquillo azulgrana al término del presente curso.
Un partido que, tal y como reconoció después de la eliminación ante el Juventus, significa un «estímulo» tanto para él como sus pupilos.
Quizá por ello y, consciente de que el último tren de la Liga pasa por ganar en el Bernabéu, el asturiano quiere despedirse con una victoria de uno de los estadios que más disfrutó en su etapa como futbolista, ya fuera siendo aplaudido como abucheado.
En cualquier caso, un triunfo sería para Luis Enrique la mejor manera de poner fin a su etapa como entrenador azulgrana y mantener viva la llama del doblete después de que esta semana el sueño de los tres títulos se desvaneciera ante el Juventus.
De perder, el Barcelona diría prácticamente adiós a la Liga. Solo le quedaría la final de la Copa del Rey que se disputa dentro de un mes.
Cuatro semanas con poco en juego en las que el entorno azulgrana hablaría más de futuro que de presente, algo que no interesa ni a los jugadores ni al propio Luis Enrique.