Los patriotas y la Virgen, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Los venezolanos somos un pueblo creyente en Dios padre todopoderoso y nuestra religiosidad se expresa especialmente en la fe y el fervor a la Madre de Dios.
La presencia de la virgen forma parte de la intrincada raíz que conforma la venezolanidad, es decir, nuestro catolicismo criollo. Desde los primeros inicios de la historia de Venezuela ya los venezolanos éramos devotos y muy respetuosos de la madre de Dios, prueba de ello la tenemos en el primer sello de armas que existió en la Capitanía General de Venezuela en el año 1591; la orla del escudo decía “Ave María Santísima, sin pecado concebida en el primer instante de su ser natural”.
El primer plano de la ciudad mariana de Santiago de León de Caracas elaborado en 1578, tenía en la tercera parte inferior del cuadro a la llamada ciudad de los techos rojos; las dos terceras partes superiores tenía a la Inmaculada Concepción de la Virgen María rodeada de ángeles junto con Santana, el apóstol Santiago, Santa Rosa de Lima y Santa Rosalía.
Desde 1725, al graduarse de la universidad los estudiantes debían hacer un juramento que decía, “juro frente a Dios y a los santos evangelios conservar y mantener pura e ilesa la santa religión católica, apostólica y romana, única y exclusiva en estos países y defender el misterio de la concepción inmaculada de la virgen María, Nuestra Señora”. Ese mismo juramento lo tomaban todos los que iban a luchar por la independencia de Venezuela.
El primer presidente de Venezuela, don Cristóbal Mendoza le otorgó a Simón Bolívar el título de libertador en sesión solemne dentro de la iglesia de San Francisco y a los pies de la Virgen De La Soledad el 14 de octubre de 1813. En las primeras cuatro constituciones de Venezuela de 1811, 1819, 1821 y 1830, así como en las constituciones provinciales se hablaba de la importancia de la religión.
El respeto, el amor y la devoción de Simón Bolívar por la Madre de Dios era muy grande y lo demostró en múltiples ocasiones; el General José Félix Rivas se encomendó a la Inmaculada Concepción con su tropa formada por seminaristas y estudiantes y se enfrentó al General José Tomás Boves en la batalla de la Victoria el 12 de febrero de 1814; al ganar la batalla el General Rivas escribió una nota al ayuntamiento de Caracas diciendo: “La sangre de los ilustres caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María santísima de la Concepción fueron los que salvaron la patria en aquel memorable día”.
En 1822 y 1824 el General Antonio José de Sucre le ofreció a la virgen santísima que, si ganaba la batalla tanto en Pichincha (Ecuador) como de Ayacucho (Perú), iba a celebrar una gran misa muy solemne en su honor, promesa que cumplió.
El Jefe militar Pedro Pérez Delgado invocaba a la virgen del Socorro de Valencia a finales del siglo XIX y principios del siglo XX y lo llamaban “Maisanta” porque cada vez que iba a librar una batalla invocaba muchas veces a la virgen del socorro y su grito de guerra era “¡Mae Santa, ayúdame a triunfar!”, y siempre cargaba un escapulario consigo.
Estos son apenas unos pocos ejemplos de devoción de nuestros patriotas de quienes pusieron las bases de nuestra patria, ellos siempre se encomendaron a Dios y a la santísima virgen porque ellos sabían que con Dios ¡siempre ganamos!