Los Ministros de la Misericordia Divina, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por María García de Fleury

La imagen del buen pastor está naturalmente asociada con el Señor Jesús, el único verdadero sumo sacerdote cuyo sacerdocio compartimos todos los bautizados, es edificante conocer y saber que existen una serie de hombres dispuestos a luchas por la santidad y la integridad de la vida, hombres que quieren hacer y que han hecho de Dios y su iglesia el centro de sus vidas; son personas que creen en el señor, el único Buen Pastor pues saben que como ministro sagrado son solamente instrumentos suyos para llevar la misericordia divina a todos

Vivimos un tiempo de caos y confusión, una triste realidad en que la traición del sagrado oficio del sacerdocio y el episcopado por parte de unos pocos, ha empañado la imagen de quienes están llamados a ser el buen pastor que el Señor describe en el Evangelio de San Juan.

Aún en medio de los escándalos, en un tiempo en que la imagen que se podría buscar no es necesariamente la del buen pastor, el señor sigue llamando a los hombres a servir en el sacerdocio ministerial, a ser ordenados sacramentalmente para el servicio de la santa iglesia de Dios, consientes de que los momentos oscuros que puedan presentarse en el curso de su existencia, ellos están dispuestos a ir a él que está esperándolos en el sagrario, dónde pueden confiarle el peso que graba sobre su alma, las dificultades que quizás los agobian y así lograr paz en su alma.

El sacerdote es un ministro de la misericordia divina, un administrador del perdón de los pecados y del pan de vida, por eso está llamado a enseñar, a administrar los sacramentos, a vivir y enseñar acerca de la misericordia de Dios, a santificar la Iglesia y el medio dónde vive, está llamado a ser portador de ese misterio misericordioso, que es Dios.

Es la misericordia de Dios la que impulsa hacia el camino de la conversión, así por ejemplo, el sacramento de la confesión antes que un camino del hombre hacia Dios, es una visita de Dios en la casa del hombre, como lo enseño Jesús cuando saqueo se se montó en un árbol para tratar de verlo, en ese momento saqueo no sospechaba que la curiosidad que lo llevó a tratar de ver quien era el Jesús que pasaba por ahí era ya fruto de una misericordia previa que lo atraía y pronto lo transformaría en lo íntimo del corazón.

Por  eso, los sacerdotes están llamados a trabajar con gran confianza en una pastoral que de primacía a la acción de la gracia en la vida de cada persona y para ello es fundamental redescubrir y hacer redescubrir la belleza e importancia del Sacramento de la penitencia para que al administrar el sacramento del perdón, cada vez que el sacerdote diga «yo te absuelvo», él mismo sepa en fe que algo cambia en este mundo, porque como decía San Agustín, es más grande ese momento del perdón  que la creación de todo el universo.

frente al desafío de la confusión moral y la ignorancia es la gracia de Dios la que impulsa hacia el encuentro con Cristo reconciliador del hombre y la mujer a través de  los sacerdotes, ministros del amor misericordioso de Dios, porque Dios en su infinito amor quiere brindarle la salvación a todos para que podamos vivir felices en el cielo, porque Dios ¡siempre ganamos!

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