Los Astros de José Altuve abren fuego hoy contra los Yanquis en la Serie de Campeonato
800Noticias / El Espectador.com
Aaron Judge no tuvo una serie divisional con buen bateo pero sí con muchos ponches. Pero Didi Gregorius, Aaron Hicks y Brett Gardner se las ingeniaron para hacerlo en los momentos oportunos, y los Yanquis de Nueva York desaparecieron, como por encanto, todos los pronósticos que tenían los Indios de Cleveland para ser los grandes finalistas de la Liga Americana en este 2017, defendiendo su título de monarca del circuito.
Todo se vino abajo cuando los errores y las carencias de algunas piezas claves en su alineación, empezaron a hacerle falta a la tribu de Cleveland que, tal como les sucedió hace un año, perdieron los partidos claves en su propio parque de pelota. El año pasado, los juegos sexto y séptimo de la Serie Mundial frente a los Cachorros de Chicago, y en esta ocasión, el quinto de la serie divisional frente a los Yanquis.
Los Indios no tuvieron en el campo a un guardabosques central titular, con Jason Kipnis improvisado para la posición en busca de mejor ofensiva, que finalmente no se dio; perdieron a Edwin Encarnación por una lesión, cuando apenas se iniciaba la serie; y afloraron los errores defensivos, algo que no estaba en los planes de nadie, cuando menos se esperaba.
Los Yanquis con esa manera de hacer sus juegos, luchando a brazo partido, out por out, carrera por carrera, desafiando a sus rivales, encontró el camino para cambiar lo que parecía una eliminación rápida en una lucha difícil, bien exigente y con cinco partidos sencillamente de infarto.
De todo un poco
De los 64 abanicados que compilaron los Yanquis, Judge y Gary Sánchez contabilizaron 26 — 16 de ellos del Novato del Año Aaron Judge —, dos de los bateadores en donde había mucha confianza para sacar la ofensiva adelante; mientras que solo Aaron Hicks superó la barrera de los 300 en la serie, conectando 6 imparables en 19 turnos, para 316, el mejor de la novena con el uso del bate.
Colectivamente los Yanquis lograron ofensiva de 201 contra 171 de los Indios, en donde la tribu de Cleveland vio como se silenciaban los bates del quisqueyano José Ramírez, 2 inatrapables en 20 turnos, sumando 7 ponches; su líder, el puertorriqueño Francisco Lindor, que con excepción del cuadrangular con las bases llenas en el segundo juego para reducir el tablero y luego ganar, fue dominado, hasta quedar en 2 incogibles en 18 turnos para 111 a la ofensiva y 6 abanicando la brisa; Jason Kipnis, con 4 indiscutibles en 22 turnos, para 182 de ofensiva y 8 ponches; y 7 turnos al bate del dominicano Edwin Encarnación sin despachar un solo inatrapable.
Si le sumamos a los Indios que su estelar lanzador Corey Kluber no pudo ganar ninguno de los dos compromisos en donde actuó, hay que concluir que la novena dirigida por Terry Francona se vino abajo, cuando nadie lo esperaba, especialmente a la defensiva, cometiendo la friolera de 9 pifias en 190 lances defensivos, para un raquítico promedio de 953 con el guante, 7 de ellos, en los partidos cuarto y quinto, pues nada tuvo que hacer la divisa de Cleveland frente a unos envalentonados Yanquis que, con ‘’nadaíto de perro’’ han llegado hasta la final de la liga, venciendo en el juego de ‘’vida o muerte’’ a los Mellizos de Minnesota y ahora, a los Indios en la Serie Divisional.
Los resultados
Los Yanquis perdieron el primer desafío 4-0, con gran trabajo del abridor indígena Trevor Bauer, en 6.2 actos, 2 imparables y 8 ponches; y cayeron en el segundo 9-8 en 13 espectaculares episodios, incluyendo la controversial jugada en donde Lonnie Chisenhall fue caminado a la primera base para llenar las almohadillas en el sexto capitulo, cuando la bola enviada por Chad Green jamás lo tropezó, y luego vino el jonrón con las almohadillas repletas de Francisco Lindor. Ambos se jugaron en el Progressive Field, de Cleveland.
Queda para la cita histórica que el estratega de los Yanquis, Joe Girardi, no retó la decisión del árbitro principal del juego en esa controvertida jugada, que ahora le ha dado al vuelta al mundo beisbolero.
En el tercero en Nueva York, los Yanquis triunfaron 1 carrera por 0, con el cuadrangular de Greg Bird frente a una oferta del cotizado relevista zurdo Andrew Miller en el cierre del séptimo, y con sensacional trabajo del japonés Masahiro Tanaka en 7 actos, con 3 imparables aceptados, 7 ponches propinados y 1 base por bolas entregada; y un relevo de 1.2 actos del cubano Aroldis Chapman.
En el cuarto, triunfaron 7 a 3 también en Nueva York, con brillante faena del dominicano Luis Severino en 7 capítulos, permitiendo 4 indiscutibles, incluyendo 2 tablazos de circuito completo y 9 ponches, y 4 costosos errores defensivos de los Indios, con racimo de 4 rayitas al cierre del segundo frente al abridor y estelar Trevor Bauer, ventaja que les aseguró el triunfo en el resto de la ruta.
Y en el quinto y último de la serie divisional, jugado en Cleveland, los Yanquis triunfaron 5-2 con par de ‘’bambinazos’’ de Didi Gregoriusambos contra el astro Corey Kluber, y un metrallazo en la apertura del noveno de Brett Gardner que produjo las dos ultimas rayitas, para que los Yanquis viniendo de atrás con dos derrotas y cero triunfos, ganaran la divisional con tres victorias en línea, la última en la propia casa de la tribu de Cleveland.
Dominio de los Astros
Antes de iniciarse la Serie Divisional de los Astros de Houston contra los Medias Rojas de Boston, los pronósticos indicaban que los ‘’Pati-rojos’’ venderían cara su derrota y que podrían luchar hasta el quinto juego que estaba pactada la controversia, especialmente porque su bateo era incisivo y la novena mostraba signos de poder en todas sus líneas.
Lo que nadie tuvo en cuenta es que los Medias Rojas tendrían muy poca capacidad de juego ante la defección de su cuerpo de lanzadores, en donde Chris Sale fue el ‘’pañito de lágrimas’’, mientras que David Price tuvo que ir al trabajo como relevista, para que el club perdiera el norte desde la lomita de los sustos.
En cambio, el refuerzo derecho de los Tigres de Detroit, Justin Verlander, fue la gran figura para los Astros, ganando dos de los cuatro compromisos que jugaron, el primero, en calidad de abridor, y el segundo, en plan de relevista, para darle a Houston el boleto para la cita del título de la Liga Americana, que ahora disputará frente a los Yanquis de Nueva York, a partir de este viernes 13 por la noche.
Los Astros trituraron a los lanzadores de los Medias Rojas, bateándoles colectivamente para 333, 49 imparables en 147 turnos, incluyendo 8 cuadrangulares y 9 dobletes, lo máximo de la serie en la Liga Americana, y produciendo 24 carreras, la mejor marca de la postemporada, contra 285 de los Medias Rojas en su bateo, 39 inatajables en 137 turnos, para producir 18 carreras en los cuatro compromisos.
En el primer juego en Houston, los Astros triunfaron 8 carreras por 2; y en el segundo, también en el Minute Maid Park, la victoria fue igualmente con pizarra de 8 a 2; y en el tercero, jugado en el Fenway Park de Boston, la pizarra favoreció a los Medias Rojas 10 carrera por 3, pero en el cuarto, también efectuado en Boston, los Astros se impusieron 5 carreras por 4, para que los pupilos de A.J. Hinch por primera vez lleguen a la disputa del título de la Liga Americana, desde cuando hacen parte de la nómina del nuevo circuito.
Los Astros tuvieron en el venezolano José Altuve, su mejor hombre a la ofensiva, bateando para 533, 8 inatrapables en 15 turnos, incluyendo tres cuadrangulares en el primer juego; al cubano Yulieski Gurriel, 9 indiscutibles en 17 turnos, para 529 con el bate; George Springer, con 7 imparables en 17 turnos, para 412; Evan Gattis, 4 indiscutibles en 10 turnos, para 400; y Josh Reddick, 6 inatrapables en 16 turnos, para 375. Pero el mejor empujador fue el boricua Carlos Correa, quien despachó 4 incogibles en 17 turnos, para 235 de promedio, pero remolcó 6 carreras.
El mejor hombre con el bate de los Medias Rojas fue el bateador designado Hanley Ramírez, conectando 8 inatrapables en 14 turnos, para promedio de 571, quien entró desde el mismo primer compromiso, cuando le reapareció la lesión de su rodilla a Eduardo Núñez en su primer turno, ambos dominicanos, quien apareció en la nómina como el designado, en ese juego inaugural.
Luego le siguieron el receptor venezolano Sanyd León, con ofensiva de 500; el primera base Mitch Moreland, con 385; el formidable novato dominicano y tercera base Rafael Devers, con 364, incluyendo par de cuadrangulares, el mejor en esa tabla para la novena; y el reconocido guardabosques, Mookie Betts, con 313.
Frente a los Astros
La Serie por el Campeonato de la Liga Americana se inicia este viernes 13 de octubre por la noche en el Minute Mail Park de Houston, con el primer juego a partir de las 8 de la noche, hora de Venezuela. El sábado 14 será el segundo, en el mismo escenario.
El tercero el lunes 16, el cuarto el martes 17 y el quinto el miércoles 18 de octubre, este último, si es necesario, se jugarán en el ‘’Yankee Stadium’’ de Nueva York. Y si son necesarios los desafíos sexto y séptimo, se retornará a Houston luego del día de descanso el jueves 19, para jugarse viernes 20 y sábado 21 de la próxima semana.
El zurdo Dallas Keuchel será el abridor por los Astros, este viernes por la noche, indicó el capataz de la novena, A.J. Hinch, en tanto que Joe Girardi anunció al diestro japonés, Masahiro Tanaka, para hacerle frente al compromiso, rompiendo como era obvio pensar la rotación inicial que había previsto, al saltarla con el derecho Sony Gray, quien no fue afortunado en su primera aparición de la postemporada.
Si la lógica existiera, los Astros deben ganar la final del campeonato en cinco desafíos, es decir, ganar cuatro de los 7 compromisos previstos, en los cinco primeros partidos. Dos que se jugarán en Houston y los tres siguientes en Nueva York. Pero como en el béisbol hay que jugar y ganar los desafíos, digamos que la serie se puede prolongar a los siete partidos previstos, retornando para los dos juegos finales al Minute Maid de Houston.