La visitación de María a su prima Isabel, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

Cualquier mujer que haya viajado embarazada puede decirnos que eso no es divertido, para María el viaje habría sido especialmente agotador, viajó a un pueblo a 130 km de distancia, probablemente a pie o en burro, sin la comodidad de carreteras pavimentadas, sin aire acondicionado, sin amortiguadores, ¿por qué lo hizo? bueno, pensemos en lo que acababa de suceder, le acababan de decir que estaba embarazada por el poder del Espíritu Santo, también se enteró de que su prima Isabel que es demasiado mayor, iba a concebir un hijo y también estaba embarazada.

María debía estar encantada de hablar con una mujer que pudiera entender personalmente su entusiasmo, su asombro y probablemente también su nerviosismo. El viaje de María demuestra también el llamado de la comunidad, a veces nuestra presencia física es el mejor regalo que podemos hacerle a otra persona; recordemos también que María lleva a Cristo dentro de ella, lo que le da otra capa al significado a su decisión de ofrecer apoyo a su prima.

El Papa Juan Pablo II reconoció esto en una homilía de 1997, cuando reflexionó sobre la Visitación y dijo: «En este acto de solidaridad humana María demostró esa caridad auténtica que crece dentro de nosotros cuando Cristo está presente».

La Visitación enseña, como señala la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium en el numeral 57, que la unión de la madre con el hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte, primero cuando María, levantándose apresuradamente, fue a visitar a su prima Isabel, es saludada por ella como bienaventurada a causa de su fe en la promesa de salvación y el precursor saltó de alegría en el vientre de su madre.

En definitiva la Visitación recuerda que nadie es una isla, todos vivimos y prosperamos en relación con los demás, a veces damos en estos encuentros y en otras recibimos;  y a menudo como en la Visitación es una hermosa combinación de dar y recibir. La Visitación es un acontecimiento de la historia de la salvación, Isabel, modelo del Antiguo Testamento encuentra el Nuevo Testamento en la fe de María en los misterios de su propio destino pero lo más significativo es el encuentro de sus hijos por nacer. Juan que salta en el vientre de su madre anticipa ya su papel de precursor del Mesías.

En la visitación, María es modelo del genuino apóstol de la Iglesia, llevar y mostrar a Jesús es la norma suprema y la misión de la Iglesia, la fe de María al visitar a su prima enseña que Dios habla a través de otras personas; salvo la experiencia especial de la Anunciación María conoció la voluntad de Dios a través de los demás. La fe de María alabada Por Isabel la lleva a concientizar la dignidad de ser madre y madre de Jesús y aún más a ser una verdadera discípula de Jesús.

La fe no fue ni fácil para María, ser consciente de que esta fe fue difícil implicaba luchas profundas y da una idea de la vida de María de la evidencia de su semejanza con nosotros participando plenamente de la condición humana, pero sin tener pecado.

La visita de María a su prima Isabel no fue un viaje fácil, más bien implicó riesgo físicos, largos viajes e inconvenientes. María y el Hijo de Dios no nacido llevaron la gracia y la confirmación de Dios a Isabel y a su hijo no nacido, permitiéndonos corroborar que con Dios ¡siempre ganamos!

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