La Vírgen de Fátima y la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento
Por: María García de Fleury
En 1916 tres niños de una aldeapobe y perdida en Portugal llamados Lucia, de nueve años, Francisco, de 8 años y Jacinta de 6 años, tuvieron tres apariciones por parte del ángel de la paz, quien los preparó para la aparición que iban a tener de la madre de Dios manifestándoles el deseo de Jesucristo de salvar al mundo secularizado mediante la devoción a su Inmaculado Corazón.
El ángel del Señor los preparó pidiéndoles que rezaran tres veces seguidas, «Dios mío, yo creo y espero en ti, te adoro y te amo, te pido perdón por los que no creen, no te adoran no esperan ni te aman».
En la tercera aparición del ángel, mientras los niños repetían esa oración vieron una luz brillar el Ángel tenía un cáliz en su mano izquierda y una hostia suspendida de la cual caían algunas gotas de sangre dentro del cáliz. Dejando el cáliz y la hostia suspendidos en el aire el ángel se postró en tierra y repitió tres veces la siguiente oración:
«Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre , Alma y divinidad de Jesucristo presente en todos los sagrarios de la tierra en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que él mismo es ofendido y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido por la conversión de los pobres pecadores».
En eso el ángel se levantó, le dio la hostia a Lucía y lo que contenía el cáliz se lo dio de beber a Francisco y a Jacinta diciéndoles «tomen y beban el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo horriblemente ultrajado por los hombres ingratos, reparen sus crímenes y consuelen a Dios» el antes se postró en tierra, repetía tres veces la misma oración y desapareció.
Luego el 13 de mayo de 1917 la Virgen se le apareció a los tres pastorcitos y les pidió que rezaran todos los días el rosario por la conversión de los pecadores, que regresaran el día 13 de todos los meses durante seis meses y que en octubre les daría una gran señal. En los niños confió su oración para conseguir que los hombres y mujeres dejen de ofender a Dios, les dijo que la paz del mundo se logra a través de sacrificios y a través de la oración del Rosario a diario por la conversión de los pecadores diciendo «¡Oh Jesús mío!, perdona nuestros pecados líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas ,especialmente a las más necesitadas de tu misericordia».
La Virgen les mostró el infierno donde van los que ofenden y se alejan de Dios, les pidió que el Papa y todos los obispos del mundo consagraran a Rusia a su Inmaculado Corazón para evitar que se difundieran los errores que solo llevan a guerras, violencia y destrucción. El 13 de octubre la Virgen se apareció de nuevo. Y ocurrió el milagro del sol, la Virgen María les dijo: «Yo soy la señora del Rosario» y agregó, «Las personas deben rehacer sus vidas, pedir perdón por sus pecados, no deben ofender más a nuestro Señor que ya se ha ofendido demasiado».
Amigos, renovemos nuestra consagración a la Madre de Dios y al Santísimo Sacramento del cual ella fue portadora, aprovechemos estos días para pedir perdón, confesarnos y comulgar tal como lo enseñó el ángel del Señor y la Virgen, celebremos con procesiones de Santísimo por las calles los 125 años de la consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento, entre el 2 y el 7 de julio y digámosle al mundo que creemos en Dios porque sabemos que con Dios ¡siempre ganamos!
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