La UE no ha liberado el uso de cualquier insecto en alimentos - 800Noticias
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EFE

La Comisión Europea (CE) no ha permitido añadir insectos a alimentos de forma generalizada y sin que se advierta en el etiquetado, como aseguran mensajes en redes sociales que tergiversan la autorización del Ejecutivo comunitario a un par de empresas para comercializar dos especies de insectos.

Publicaciones en redes sociales, principalmente en Twitter, Facebook, Telegram y TikTok, advierten que la Unión Europea ha autorizado la «inclusión de insectos» en los alimentos «sin indicarlo», por lo que la población los comerá «en pizzas, galletas, panes y pasteles».

Los insectos autorizados serían el grillo doméstico y larvas del escarabajo del estiércol, según los mensajes, que alertan de que el bloque comunitario tampoco «ve necesario registrar requisitos específicos de etiquetado sobre posibles reacciones alérgicas».

Por ello, aseguran que toda la población va a «comer insectos sin saberlo a partir de ahora».

HECHOS: La Comisión Europea no permite agregar insectos a cualquier alimento. Recientemente autorizó a dos empresas la comercialización de larvas del escarabajo del estiércol y grillos comunes en polvo, que se suman a otros dos insectos permitidos. El reglamento comunitario obliga a informar en el etiquetado si un alimento los contiene para prevenir reacciones alérgicas.

¿Qué dice el reglamento de la UE?

El Ejecutivo comunitario dio luz verde el 3 de enero a la comercialización de la «Acheta domesticus» (grillo doméstico) en forma de polvo parcialmente desgrasado como ingrediente alimentario. De hecho, ampliaba así una autorización previa de febrero de 2022 que permitía la venta de este insecto congelado, en seco y en polvo.

El reglamento comunitario especifica que la autorización se limita exclusivamente a la empresa vietnamita Cricket One Co, aunque señala que otras empresas podrán «solicitar que se les permita la venta de este nuevo alimento».

Del mismo modo, la CE autorizó el 5 de enero a la empresa francesa Ynsect NL B.V. comercializar de forma congelada, en pasta, desecada y en polvo las larvas de «Alphitobius diaperinus» (escarabajo del estiércol) para consumo humano.

Pese a lo que afirman los mensajes engañosos, ambos reglamentos obligan a las empresas a etiquetar debidamente los alimentos que contengan cualquiera de estos insectos para informar de su presencia y sus posibles reacciones alérgicas.

Fuentes de la Comisión Europea recalcan a EFE que la «información sobre alérgenos debe estar siempre a disposición del consumidor» y que la aplicación de estas normas «es responsabilidad de los Estados miembros».

Las dos empresas podrán agregar los insectos -siempre etiquetándolos- a alimentos como panes, barritas de cereales, sopas, etc., recogidos en el reglamento comunitario, el cual especifica además cuántos gramos pueden emplearse como ingrediente.

El consumo de los insectos aprobados es seguro

Hasta la fecha, la Comisión Europea ha autorizado la comercialización de cuatro insectos para consumo humano dentro del territorio de la Unión Europea (larvas del escarabajo del estiércol, gusano de la harina, la langosta migratoria y el grillo doméstico).

Para aprobarlos, los nuevos alimentos son sometidos a una estricta evaluación científica de seguridad por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en inglés), una agencia de la Unión Europea que asesora sobre posibles riesgos alimentarios.

De hecho, este organismo emitió sendas resoluciones certificando la seguridad de esos insectos para el consumo humano.

Victorio Teruel, subdirector General de Gestión de la Seguridad Alimentaria de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), explica a EFE que los recientes permisos significan «que los insectos actualmente autorizados son seguros».

Asimismo, señala que «en Europa se está empezando a introducir» el consumo de insectos porque los aprobados «tienen un alto valor nutritivo, aportan proteínas de alta calidad, otros micronutrientes (vitaminas y minerales) y fibra alimentaria (quitina)».

Precisamente, numerosos mensajes en redes aseguran que el consumo de quitina puede producir cáncer. Pero, como explica Teruel, este compuesto «no supone ningún riesgo para el consumidor».

«En las evaluaciones del riesgo de la EFSA se valoran estudios toxicológicos, en concreto sobre genotoxicidad (el posible daño a material genético), no habiendo indicios sobre las afirmaciones que se mencionan para la quitina», agrega.

Richard Locksley, médico inmunólogo e investigador del Instituto Médico Howard Hughes, coincide en que el consumo de quitina no supone un riesgo para la población, puesto que el ser humano dispone de enzimas capaces de descomponerlo «tanto en el intestino como en las vías respiratorias».

Solo en el caso de personas con enfermedades pulmonares crónicas graves «la quitina inhalada podría causar inflamación», subraya a EFE.

En definitiva, la Comisión Europea no ha dado luz verde a que se puedan agregar insectos a cualquier alimento; el reglamento europeo permite a dos empresas la comercialización de dos especies de insectos y obliga a un correcto etiquetado de los productos, mientras que su consumo es seguro.

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