La Transfiguración, por María García de Fleury

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La fiesta de la transfiguración dirige nuestra atención específicamente hacia la gloria de Dios revelada en Cristo, este evento se produjo en un momento crítico para el ministerio de nuestro señor justo cuando se dirigía a Jerusalén.

Bien pronto iba a experimentar el sufrimiento la humillación y la muerte en la cruz, sin embargo, la luz gloriosa de la resurrección se reveló para fortalecer a sus discípulos para las pruebas que iban a experimentar. La transfiguración también apunta a la gran y segunda gloriosa venida de nuestro señor y el cumplimiento del Reino de Dios cuando toda la creación será transfigurada y llena de luz.

Jesús para ese evento llevó a tres de sus apóstoles Pedro, Santiago, y Juan los llevó a un monte alto y aparte, lejos de los otros apóstoles y comenzó a orar les pidió que oraran por él pero ellos se quedaron dormidos. Cuando se despertaron vieron a Jesús de pie y como una manifestación indescriptible de luz y gloria lo vieron transfigurado y junto a él estaban Moisés y Elías. Jesús era la figura central apareciendo en una posición dominante sus manos levantadas en señal de bendición y acogida.

San Juan Crisóstomo explica la presencia de estos dos padres de la fe del antiguo testamento diciendo que representan la ley y los profetas, porque Moisés recibió la ley de Dios y Elías fue un gran profeta. Señala también San Juan Crisóstomo que ambos experimentaron visiones de Dios: Moisés vio a Dios en el monte Sinaí y Elías lo vio en el Monte Carmelo y a la vez representan a los vivos y a los muertos, porque Elías era el vivo que fue llevado al cielo por un carro de fuego y Moisés el muerto, porque experimentó la muerte.

Al mismo tiempo Moisés y Elías se inclinan hacia Cristo con la mano derecha levantada en un gesto de intersección hacia el, los apóstoles al ver esta escena se dieron cuenta que Jesús era la verdadera ley y el cumplimiento de las profecías, entendieron que cuando Jesús les dijo «algunos no entenderán la muerte sin que hayan visto el reino de Dios viniendo con poder». Jesús no estaba hablando del fin del mundo sino de su propio fin y muerte como una ratificación de esta manifestación de Dios una nube los cubrió y tuvieron miedo y una voz salió de la nube diciendo «este es mi hijo y escogido escúchenlo «.

Jesús había estado tratando de hacerle llegar el mensaje de su muerte inminente y se dio cuenta de lo poco preparados qué estaban para aceptarlo, así que quiso darles una lección objetiva y una demostración de gloria física permitiendo que lo vieran con su figura transformada en forma celestial pero fue solo un evento temporal no estaba destinado a ser permanente.

En ciertos momentos de la vida Dios puede darles a algunas personas unas experiencias especiales de su gracia que fortalezcan su fe, pero son gracias de un momento no para permanecer como quiso Pedro quedarse allí para siempre haciendo tres tiendas.

No podemos esperar que esas manifestaciones continúen indefinidas, ni debemos tener miedo ni resentimientos cuando cesen son experiencias concebidas como destellos momentáneos del gozo del cielo para sostenernos mientras enfrentamos los desafíos de esta vida para ayudarnos a fortalecernos en el camino infinito interminable del cielo dónde estaremos con Dios.