La Super League china se pone en marcha con el brillo de sus nuevas estrellas - 800Noticias
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AFP

Alex Teixeira, Ezequiel Lavezzi, Gervinho, Jackson Martínez… El campeonato chino de fútbol comienza el viernes la temporada 2016 bajo el brillo de sus nuevas estrellas extranjeras, recrutadas a precio de oro.

La ambiciosa Super League (CSL) ha desembolsado 331 millones de euros, según el portal Transfermarkt, en la adquisición de 163 nuevos jugadores, superando en cuatro ocasiones el traspaso récord pagado por un futbolista en el gigante asiático y en todo el continente.

Por primera vez en la historia del fútbol el campeonato chino ha eclipsado a sus homólogos europeos, incluso a la ostentosa Premier League inglesa, que ‘sólo’ ha gastado 253 millones de euros en el mismo período.

Los equipos chinos han arrebatado a dos jugadores pretendidos por los clubes ingleses Liverpool y Chelsea, interesados en los delanteros Alex Teixeira (50 millones de euros) y Jackson Martínez (42 millones de euros). También ha atraído al argentino Ezequiel Lavezzi, procedente del París SG, al brasileño Ramires, del Chelsea, o al marfileño ex de la Roma Gervinho.

Para la temporada 2016 se postulan como claros favoritos el vigente campeón del país y de Asia, el Guangzhou Evergrande del brasileño Luiz Felipe Scolari, y el Shanghai SIPG del sueco Sven-Goran Eriksson.

Las estrellas, a falta de que demuestren su precio sobre el terreno de juego, han conseguido suscitar el interés de los aficionados chinos por el campeonato local. «Todo el mundo en China habla de la Liga, los compañeros de trabajo, los amigos, la gente mayor por la calle», constata Ma Zheng, de 33 años, aficionado del Shanghai. «Tenemos la impresión de que el fútbol chino va a volver a ser interesante, después de que los chinos lo mirasen de reojo desde hace muchos años».

La ‘nueva’ CSL se presenta como una competición glamurosa y atractiva que ha sabido olvidar su imagen de campeonato corrompido, tras un escándalo de gran amplitud que implicó a numerosos dirigentes, jugadores, y árbitros en 2010.

Desde entonces, los propietarios de clubes aplicaron al pie de la letra las consignas dictadas por las autoridades políticas del país tendentes a situar al China como una potencia futbolística mundial.

El presidente chino Xi Jinping, aficionado declarado del fútbol, espera ver a su país organizar y ganar un día la Copa del Mundo.

Pero el destello de las estrellas del balón no oculta algunos problemas.

Hong Kong ha prohibido las apuestas sobre el campeonato chino, evocando sus dudas «sobre su transparencia, su integridad y su competitividad».

Algunos aficionados chinos se cuestionan sobre si ese desembarco masivo de jugadores extranjeros, sobre todo procedentes de Sudamérica, podría restar oportunidades a los futbolistas del país, lo que a la larga perjudicaría a la selección nacional, que sólo ha disputado un Mundial en su historia y está casi descartada en la carrera para Rusia-2018.

«Soy feliz por ver cada vez más jugadores célebres venir a China y mejorar el nivel de nuestra liga, pero me pregunto si no impedirán que los chinos gocen de minutos sobre el terreno de juego», afirma preocupado Li Jun, un oficinista de la capital, Pekín.

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