La Serie A: de la liga del «catenaccio» a la liga del gol
EFE
Hubo un tiempo en el que la Serie A, la Primera División del fútbol italiano, estaba considerada como la liga más táctica de Europa y la patria del denominado «catenaccio», pero los últimos años han mostrado un radical cambio de tendencia.
La última jornada liguera, que se disputó este fin de semana, fue la culminación de este proceso: se registraron 43 goles en nueve partidos, con un promedio de 4.77 dianas por encuentro, a falta todavía del Pescara-Roma, que se disputa esta noche.
Se trata de números que confirman una nueva etapa de la Serie A, que ya no se perfila como el campeonato en el que triunfa el «catenaccio» (una filosofía futbolística estrictamente defensiva), sino el en el que los equipos se miden buscando siempre el gol.
En el fútbol cada vez más globalizado de los últimos años, las ideas tácticas han ido difundiéndose por toda Europa y ya no hay un estilo de juego que se pueda atribuir únicamente a un determinado país.
Es también por esta razón que Italia adquirió una visión tácticamente más abierta del fútbol y, por otro lado, una liga como la de Alemania, que siempre se lució por un juego muy ofensivo, se ha convertido en un torneo más bloqueado defensivamente, sobre todo en la zona baja de la tabla.
Un cambio de filosofía que se notó también en Inglaterra, donde el técnico italiano Claudio Ranieri conquistó el histórico título liguero del año pasado con el modesto Leicester City basándose en la impermeabilidad defensiva y las rápidas transiciones ofensivas.
En este contexto, la Serie A evolucionó de forma opuesta y los datos de los últimos años lo confirman.
En esta temporada, en el campeonato liguero italiano se registraron 2.86 goles por partido, un promedio que va camino de convertirse en el más alto de la historia del torneo desde cuando se disputa con veinte equipos.
La última jornada ofreció, además, resultados que hasta hace unos diez años resultaban casi imposibles de producirse, como el sonoro 5-4 con el que el Fiorentina se impuso al Inter de Milán el sábado, o el 6-2 que el Lazio protagonizó el domingo ante el modesto Palermo.
Este fin de semana vio además el 3-2 del Atalanta, revelación de la temporada, ante el Bolonia, el 3-1 del Torino contra el Chievo Verona, el 2-2 entre Sassuolo y Nápoles o el contundente 4-0 del líder Juventus Turín ante el Génova.
Y la fecha se cerrará con la ya citada visita del Roma al colista Pescara, un partido que podría enriquecer la cuenta de las dianas, al medir a la segunda mejor delantera del torneo (la de los romanos, con 70) y la segunda peor defensa (la del Pescara, también con 70).
Son muchos los factores que llevaron a partidos tan ricos de goles.
En los últimos años, la diferencia entre los equipos generalmente considerados como «pequeños» y los medianos-grandes se incrementó, por lo que en muchos casos los últimos citados se imponen con facilidad y con resultados contundentes.
Esto se refleja inevitablemente en la clasificación, con los clubes pequeños que sufren mucho para conseguir puntos y que llegan al comienzo de la segunda vuelta ya casi condenados al descenso.
En este curso, el recién ascendido Pescara sufrió y encajó goleadas durante toda la primera vuelta y tuvo que esperar hasta la vigésimo quinta jornada para lograr su primera victoria (un sonoro 5-0 al Génova).
El equipo de la región Abruzos y el Palermo acumulan ya 15 y 13 puntos de distancia de la permanencia, respectivamente, y también el Crotone vive una situación muy complicada ya que está a cinco puntos del Empoli, que ocupa la última posición válida para mantener la categoría.
Consecuencia directa de esto es que unos diez clubes que se sitúan en la zona central de la tabla ya no tiene presiones ligadas a la permanencia y, de paso, se juegan todos los partidos buscando el gol y la victoria y dejando más espacios en defensa.
Una ulterior prueba de esto es el número de empates, que ha ido bajando constantemente: hace diez años se registraban unos 6.1 empates por jornada mientras que en las últimas dos temporadas se produjeron unos 4.3.
Sin embargo, esta evolución genera opiniones distintas en Italia: hay quien la ve como un cambio hacia un fútbol más espectacular y quien recuerda con melancolía los tiempos en los que la Serie A era la patria de la atención táctica.