La primera santa piel roja de EEUU: Katerina Tekakawitha
Por: María García de Fleury
Santa Katerina Tekakawitha es la primera santa piel roja de Estados Unidos y la patrona de la naturaleza y de la ecología junto a San Francisco de Asís. Katerina nació en Auriesville, Nueva York, Estados Unidos en 1656, su madre era una cristiana miembro de la tribu Algonquina, que había sido capturada por los iroques y liberada por quien sería el padre de Tekakwitha, un jefe tribal Mohawk.
Cuando tenía cuatros años se desató una epidemia de viruela, murieron su papá, su mamá y su hermano, a ella también le dio viruela y se le desfiguró el rostro, se le produjeron además muchos problemas con la vista y tuvo que ir a vivir a casa de unos tios.
10 años más tarde, los soldados franceses e indios hostiles de Canadá destruyeron las fortalezas de los indios Mohawk, los indios que sobrevivieron se trasladaron a la parte norte del río y construyeron un pueblo fortificado, Katherina vivió allí en Caughnawaga durante sus próximos 10 años.
Los indios Mohicanos firmaron la paz con los franceses y a raíz de eso llegaron misioneros católicos jesuitas, Katherine tenía unos 11 años más o menos cuando conoció la fe cristiana.
A los 18 años de edad empezó a recibir catequesis en secreto y finalmente su tío cedió y dio el consentimiento para que se convirtiera al cristianismo a condición de que no tratara de salir de la aldea.
A los 20 años fue bautizada el 18 de abril de 1676 en la misión de San Pedro de Caughnawaga, en Nueva York y por unirse a la iglesia católica Katherine fue ridiculizada, despreciada por todos los aldeanos, fue sometida a acusaciones injustas y su vida se vio amenazada, por eso se escapó caminando 320 kilómetros a pie hasta llegar a la misión de San Francisco de Javier cerca de Montreal, en Canadá.
Recibió su primera comunión un día de navidad, hizo voto de castidad y se consagró a la virgen. Tenía una gran devoción al santísimo y a la cruz.
En Canadá enseñaba oraciones a los niños, trabajaba por los ancianos y por los enfermos e iba a misa, tanto al amanecer como al atardecer.
Pronto se volvió a enfermar y falleció el 17 de abril de 1680 en plena semana santa, tenía apenas 24 años. Sus últimas palabras fueron “Jesús te amo”. Los testigos informaron que a los pocos minutos de su muerte las marcas de la viruela le desaparecieron por completo y su rostro resplandecía con un encanto radiante y muchos enfermos se sanaron cuando fueron a su funeral. Llegó a ser conocida como “El lirio de los Mohawk”.
Tras su muerte, el pueblo desarrolló inmediatamente una gran devoción por ella, muchos peregrinos acudían a visitar su tumba en Caughnawaga en Nueva York.
Antes de su muerte, Katherine había prometido a sus amigos que iba a seguir amando y orando por ellos, tanto los nativos americanos como los colonos de inmediato comenzaron a orar por su intercesión celestial.
Varias personas, incluyendo a un sacerdote que asistió a Katherine durante su última enfermedad informaron que ella se les había aparecido y le fueron atribuidos muchos milagros de sanación. Sin duda, Dios le ha querido premiar a Katerina Tekakawitha por su vida de entrega pues ella sabía que con Dios ¡siempre ganamos!