La Madre de Dios fue Inmaculada desde su Concepción, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

El 8 de diciembre honramos a María nuestra Madre, esta es una de las enseñanzas de la Iglesia que surgió más de la piedad de los fieles que de las intuiciones de brillantes teólogos. Las sagradas escrituras no se refieren a la Inmaculada Concepción de María explícitamente, sin embargo, el evangelio de Lucas en el Capítulo 1, versículo 18, dice que el ángel Gabriel, hablando en nombre de Dios se dirigió a María como «llena de gracia», qué quiere decir muy favorecida.

Esta frase significa que María recibió toda la ayuda divina especial necesaria para la tarea que tenía por delante, sin duda el Espíritu Santo llevó a la Iglesia, especialmente a los no teólogos a la intuición de que María debía ser la obra más perfecta de Dios junto a la encarnación, es decir, que la intima asociación de María con la encarnación de Jesús, exigió la participación especial de Dios en toda la vida de María, incluso en la concepción en el seno de su Madre, Santa Ana.

Desde el siglo II San Ireneo de Lyon hacía alusión al contraste entre Eva y María, ambas mujeres libres de pecado original. Eva usando mal su libertad pecó y se alejó del paraíso. María permaneció fiel a su naturaleza Inmaculada y se convirtió para todo ser humano en un modelo de virtud representada en grado sumo.

En la Iglesia Oriental, en el siglo VII, se la comenzó llamando La Concepción de María, luego llegó a occidente en el siglo VIII. En el siglo XI recibió su nombre actual de Inmaculada Concepción. Desde el siglo XIII se realizaron una serie de estudios mariológicos sobre la llena de gracia y la morada del verbo encarnado, donde los franciscanos fueron abanderados de esta verdad de fe para la iglesia universal.

El papa Pío IX consultó a 603 obispos alrededor del mundo de los cuales 546 se declararon favorables a que la virgen había sido concebida sin mancha de pecado. Amigos, al pueblo volvía de este modo lo que del pueblo salió, los estudios teológicos y el clamor del pueblo por aceptar a la Virgen como inmaculada concluyeron en la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, con el papa Pío IX proclamando solemnemente que la santísima virgen María en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio concedido por Dios Todopoderoso, en vista de los méritos de Jesucristo salvador del género humano, fue preservada libre de toda mancha de pecado original.

Esto implica que María es una mujer que colma el ideal absoluto de pureza, belleza y santidad descrita en el apocalipsis como la mujer vestida de sol, coronada de estrellas con la luna por pedestal y pisando la cabeza de la serpiente.

Amigos, la lógica de la piedad ayudó al pueblo de Dios a creer que María estaba llena de gracia y libre de pecado desde el primer momento de su existencia, este gran privilegio de María es el punto culminante de todo lo que Dios ha hecho en Jesús. La incomparable santidad de María manifiesta la incomparable bondad de Dios afirmando que con Dios ¡siempre ganamos!

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