La Lazio consiguió empatar al Atlético en el último minuto - 800Noticias
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EFE | Foto Referencial

Un cabezazo de Ivan Provedel, el portero del Lazio, en la última jugada del partido impidió la victoria del Atlético de Madrid en el estadio Olímpico de Roma, en la primera jornada de la Liga de Campeones.

Cuando todo estaba decidido, cuando los asientos del Olímpico empezaron a vaciarse, Provedel inició la carrera desde el centro del campo para fundirse pocos segundos después con un grito unánime de alegría que inundó Roma, un sonido estremecedor a la altura de lo que significa rescatar un punto en el primer partido de Liga de Campeones tras tres años de ausencia.

Animado el estadio, prácticamente lleno, los de Maurizio Sarri se contagiaron y, sintiéndose los dueños del balón, empezaron a generar las primeras acometidas sobre la puerta de Oblak, que si bien fueron más numerosas que certeras, hundieron poco a poco a un Atlético que supo que su partido pasaba inevitablemente por el orden y la solidez en defensa.

Las únicas acometidas que inquietaron realmente la puerta de Oblak fueron un lanzamiento de falta de Zaccagni y una media volea desde la frontal del área de Luis Alberto, el hombre más peligroso y el que azuzó al estadio con presiones altas y demostrando liderazgo y ganas de ir a por el partido con convencimiento.

El problema para Luis Alberto y el combinado ‘biancoceleste’ es que, en una de las pocas posesiones largas de las que gozó el combinado madrileño en la primera mitad, se encontró con un gol que silenció a la afición lazial no solo por el hecho de haberlo encajado, sino por la manera de hacerlo. Pablo Barrios encontró oro en un disparo lejano que no iba en dirección a puerta pero que, tras un ligero desvío de Kamada, acabó superando a Provedel, que poco pudo hacer ante el repentino cambio de dirección en el que fue el único balón entre los tres palos del primer tiempo del combinado colchonero.

Una recompensa inesperada para los visitantes y demasiado castigo para un Lazio que apenas había concedido y que estaba merodeando el área rival constantemente. Un gol aliviador, balsámico, que cayó como un jarro de agua fría a los de Sarri y reforzaron a los de Simeone en su plan de partido.

Se aprovechó también el Atlético de Madrid del mal estado de forma del capitán del Lazio, un Ciro Immobile al que le cayó un balón suelto en el área tras una mala decisión de Oblak, pero que no supo acertar a definir bien cuando lo tuvo todo de cara para igualar en el marcador.

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El error pareció desanimar a los italianos y dar fuerza a los rojiblancos, que a partir de ese momento empezaron a tener el dominio del balón, sostenidos por un Griezmann omnipresente que dirigió a su antojo e impuso el ritmo de partido perfecto para el Atlético de Madrid que, con esa soltura, a punto estuvo de aumentar su rédito con otro tanto de rebote, esta vez a disparo de Morata, que se estrelló en el palo y con un disparo a bocajarro de Samuel Lino, tras una nueva jugada asociativa, que salvó Provedel achicando espacios.

Pero empezó entonces a apretar en los últimos compases, más con fe que con argumentos, el Lazio, incapaz de desarbolar ni desdibujar a un Atlético de Madrid que, con Oblak como salvador en el descuento, tiró con tesón de oficio, de experiencia en la competición y de rigor en su planteamiento para mantener el empate.

Pero no pudo frenar la épica en una noche tan especial para el Lazio y sucumbió en el último suspiro. Provedel emergió de entre la multitud para cabecear el agónico centro de Luis Alberto y dar por terminado el partido por todo lo alto, un gol que arruinó la noche rojiblanca.

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