La joven Sandra Sabattini, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

Sandra Sabattini nació en Riccione, Italia, el 19 de agosto de 1961. A los 11 años empezó a escribir un diario personal, el cual fue publicado en el año 2003. Cada vez sus reflexiones se iban haciendo más profundas, reflejando un alma en busca de Dios.

A los 13 años, Sandra participó en un campamento vacacional para adolescentes de la comunidad Papa Juan XXIII, que había sido fundado por el padre Oreste Benzi. Allí oraban, disfrutaban y cuidaban a jóvenes con discapacidad. Esos días dejaron una gran huella en su vida. Por eso le dijo a su mamá, trabajemos hasta que nos caigamos del cansancio, pero esas son personas que nunca abandonaré. El trabajo y la ayuda de esas personas fueron perfilando su vocación. Decidió estudiar Medicina en la Universidad de Bolonia. Soñaba con dedicar su vida al cuidado de las personas discapacitadas y desvalidas. El propósito en su carrera era más grande que el propio éxito personal.

Sandra dialogaba continuamente a lo largo del día con Dios, porque decía: si no hago una oración al día, ni siquiera me acuerdo de ser cristiana.

A los 18 años, Sandra conoció a Guido Rossi, y de una amistad que nació de compartir juntos ideales y actividades de apostolado, nació el amor. Guido, dos años mayor que ella, decía que se sentía atraído por la profundidad, simpatía y el amor a Dios que tenía Sandra. Sandra soñaba con su vida como médico, ayudando a los demás y a la vez casarse y formar una familia con Guido. Los dos soñaban con ir a África para servir con su medicina en algunas comunidades. A través de su noviazgo, Sandra se preparaba para comprometerse fielmente a su vocación de esposa y misionera médica. Guido en una entrevista dijo, el tiempo de noviazgo no era una simple alegría humana, sino que era una alegría por el hecho de que esta relación estaba en el centro de un proyecto más alto. Su compromiso era entre los dos, con Dios y con la sociedad. En su diario escribió: compromiso es algo integral con la vocación. Lo que vivo por disponibilidad y amor hacia los demás es lo que también vivo para Guido. Son dos cosas interpenetradas al mismo nivel, aunque con cierta diversidad.

Comprometidos para casarse, una mañana, Sandra, Guido y un amigo se dirigían a una reunión de la comunidad Papa Juan XXIII, cuando en eso la atropelló un automóvil. Quedó en estado de coma y tres días más tarde, el 2 de mayo de 1984, Sandra murió en el hospital de Bolonia. Tenía apenas 22 años. Sin duda, la vida se le apagó prematuramente en la tierra, pero la misericordia de Dios es aún más grande.

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