La Iglesia actual, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El cristianismo no se está reinventando en cada generación, sino que tiene unos puntos de referencia claros y es esencial mantener la vinculación con los orígenes, como por ejemplo con ciertos hechos del pasado, como la vida, muerte y resurrección de Jesús, que tuvieron lugar una vez para siempre como repite muchas veces la carta a los Hebreos.
Vincularnos con los orígenes no quiere decir que haya que repetir formulas acuñadas en el pasado y que en la actualidad pueden resultar ininteligibles. De la misma manera, el seguimiento de Jesús no es mera imitación porque las circunstancias de hoy son totalmente diferentes a las de tu tiempo, no hay que desvirtuar el pasado, hay que hacerlo significativo, relevante en el presente y esto exige creatividad y libertad.
La fe no es un análisis sociológico sobre la cultura en que vivimos pero tampoco es una elucubración teológica sobre Dios en sí mismo al margen de los cambios de la historia, la fe cristiana engloba en una visión simultánea toda la creación, la realidad de Dios y la realidad de los seres humanos.
En la fe cristiana a Dios solo lo conocemos en en cuanto amor que se desborda y se comunica a la humanidad, y de esta hablamos como creación de Dios alentada por el espíritu santo y llamada a fundirse con Dios – amor. Jesús dio testimonio de Dios a través de su libertad insobornable, de su aguda percepción de la realidad, de su voluntad y de su valentía para denunciar las hipocresías, las injusticias sobre todo a través de su misericordia.
Jesús dio testimonio de una profunda experiencia del Dios cercano, del Dios Padre, del Dios amor, Jesús dijo yo para eso he venido, para dar testimonio de la verdad; eso se lo dijo a Pilatos y este le preguntó: ¿Y que es la verdad?.
Amigos la verdad para Jesús es Dios y su amor, los discipulos de Jesús formaron comunidades que están en el mundo, pero que no aceptan las ideas y las modas que pretenden poner unos pocos en la sociedad en la que se encuentran, los cristianos estamos en la sociedad, no huímos, pero no aceptamos aquello que está alejado de los valores dados por Cristo en sus enseñanzas.
En nuestras sociedades la iglesia está dejando de tener la centralidad social que tenía en épocas recientes; a algunos miembros de la iglesia les cuesta aprender a vivir sin mezclarse con los problemas del mundo, hay quienes cediendo a la tentación de las modas, de los intereses que algunos en el mundo pretenden imponer. Durante el pluralismo de las democracias solo la aceptación de unos valores que estén bien enraizados en la naturaleza humana y previos a toda discusión se puede evitar la caída en un relativismo de consecuencias fatales.
Amigos el reto de recuperar la originalidad del Evangelio y proponerlo como lo que es, una enseñanza positiva, humanizadora, que le de felicidad a cada persona al mismo tiempo que lo llena de ilusión y esperanza, porque está dada por Jesucristo que es Dios y con Dios siempre ganamos.
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