La Exaltación de la Santa Cruz, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

La señal del cristiano es la Santa Cruz, porque en ella murió Jesús por amor a la humanidad, para perdonar los pecados de cada ser humano, a través de su misericordia.

Cada 14 de septiembre se celebra la Exaltación de la Santa Cruz, día en que recordamos la Cruz en la que murió nuestro Señor Jesucristo. La consideración de aquel madero, en el que nuestro salvador vertió su apreciada sangre, entregado sin medida para redención de todo el género humano. La cruz de Cristo es la cruz “en la que se muere para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor, para vivir eternamente”, como bien lo señalaba San Juan Pablo II.

Tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito. Según manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado.

Desde entonces, cada día 14 del mes de septiembre se celebra este acontecimiento, instituido como festividad litúrgica. Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso que fuese llevada en solemne procesión. Para acompañar el cortejo se revistió de todos sus ornamentos imperiales. Estos llegaron a ser tantos y tan pesados que se le hizo imposible avanzar. Entonces, el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: «es que todo ese lujo de vestidos que lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles». El emperador se despojó de su lujoso manto y de su corona de oro, y, descalzo, empezó a recorrer las calles acompañando la procesión.

Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.

En las narraciones de la vida de los santos se cuenta que San Antonio Abad hacía la señal de la cruz cada vez que era atacado por el demonio con horribles visiones y tentaciones. La señal bastaba para que el enemigo huya. Así, los cristianos adoptaron la costumbre de santiguarse para pedir la protección de Dios ante la presencia del mal y los peligros que acechan.

La cruz es el recuerdo del amor del padre hacia la humanidad, el demonio, odia la cruz, por el valioso sacrificio que ahí se realizó, por eso los grandes lideres predican con el crucifijo en las manos y nosotros siempre debemos celebrarlo, porque con Dios, siempre ganamos.