La Divina Pastora, de Sevilla a Santa Rosa, por María García de Fleury - 800Noticias
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Por: María García de Fleury

Hacia 1703 el capuchino Fray Isidoro de Sevilla, hombre de gran devoción y amor a la virgen María, y como producto de una profunda visión misionera, quiso armonizar la relación de la madre de Dios con la humildad entrañable y cercana de la figura del pastor, considerando su influencia materna sobre Jesús como cordero y a la Iglesia como rebaño, tal como lo escribió en muchos de sus libros, por eso le pidió al artista Miguel Alonso Tovar que le pintara un cuadro de la virgen con un manto azul, con sombrero de pastor, sosteniendo en su mano izquierda un bastón y un cordero. Al culminarlo, la bautizaron como La Divina Pastora de Almas y años después, el escultor Francisco Antonio Gijón decidió esculpirla, para el año 1705 se llevó a cabo su primera procesión en España.

La historia de La Divina Pastora comenzó en Venezuela 30 años después con los frailes capuchinos en el estado Lara. En el año 1740 el padre Sebastián Bernal encargó a Sevilla una imagen de la Inmaculada y al mismo tiempo el Vicario de Barquisimeto quiso para su iglesia una imagen de la Divina Pastora. Al abrir el cajón con la imagen encargad, el padre Bernal vio que era la Divina Pastora y no la Inmaculada que él había pedido; al darse cuenta del error mandó a cerrar la caja y enviarla a Barquisimeto, pero ocurrió que ni entre muchos hombres podían mover el cajón.

El padre Bernal comunicó el hecho al Vicario, quien afirmó: «Estoy convencido de la voluntad de la virgen de quedarse en la iglesia de Santa Rosa». Durante los sucesos del terremoto de 1812, el templo donde se veneraba a la Divina Pastora fue destruido pero su imagen quedó milagrosamente intacta; este hecho reforzó por completo la creencia de los fieles.

En 1855 ocurrió un milagro que consolidó a la Divina Pastora como la patrona sentimental del estado Lara, ese año se propagó una epidemia de cólera en todo el país, cientos de personas sufrieron las consecuencias del cólera y las víctimas desesperadas le pedían a la Divina Pastora que los salvara.

Al complicarse la situación, un sacerdote de la concepción que se llamaba padre José Macario Yépez celebró una misa y en la homilía emocionado y con voz fuerte le pidió a la Virgen: «¡acaba con este virus!, que yo sea la última persona en sufrir esta enfermedad». Muchos dicen que ese mismo día el padre Macario Yépez murió y la enfermedad abandonó la ciudad.

En memoria a este milagro, todos los 14 de enero la Divina Pastora recorre las calles de Barquisimeto saliendo de la iglesia de Santa Rosa y realizando paradas en varios sitios emblemáticos hasta llegar a la Catedral de Barquisimeto.

Luego en otro año, en 1892 en el lugar de Mocotí, el General Ferrer se enfrentó a las tropas realistas, y cuando estaba a punto de perder imploró ayuda a la Divina Pastora ayuda, pocos minutos después los soldados de los dos ejércitos vieron pasearse por los cielos a la imagen de la Divina Pastora y asombrado el ejército enemigo detuvo su ataque y se retiraron inesperadamente.

Los patriotas, ante el hecho milagroso que acababan de presenciar, se pusieron de rodillas a alabar a la madre de Dios y mandaron a celebrar una misa cantada en su honor, todo el ejército asistió a esa misa vestidos de gala junto con el pueblo.

Amigos, no hay fe cristiana sin antes o después encontrarse con la virgen. En Venezuela, mientras mantengamos en alto la devoción a la Virgen y la adoración a la eucaristía, estaremos en el camino de la verdad, la unidad, la paz, el entendimiento, porque la verdad es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!

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