La devoción al Sagrado Corazón de Jesús crece - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

La palabra corazón despierta en nosotros la idea de órgano vital que palpita en nuestro pecho y del que sabemos está íntimamente conectado tanto con nuestra vida física como también con nuestra vida moral y emocional.

El corazón de carne es universalmente aceptado como emblema de nuestra vida moral y emocional y por asociación la palabra corazón ocupó un sitio central en el lenguaje simbólico, pensemos por ejemplo en expresiones como “abrir nuestro corazón”, “entregar nuestro corazón”, “me palpita el corazón”, “me rompe el corazón”, “tengo el corazón hinchado de alegría”.

Aunque la devoción al Sagrado Corazón se dirige al corazón material de Jesús no se detiene ahí, porque incluye el amor, ese amor que constituye su objeto principal que es la búsqueda del bien del otro.

La devoción del Corazón de Jesús se encontraba ya en la espiritualidad medieval como parte del énfasis creciente en la humanidad de Cristo, pero su lugar en la vida pública de la iglesia y su desarrollo como culto están ligados a las apariciones entre 1673 y 1675 a Margarita María Alacoque, una monja del convento de la visitación en Francia y al papel especial en la propagación de este devoción que según estas revelaciones correspondía a su director espiritual, el sacerdote jesuita el padre Claudio de la Colomberí y luego a la compañía de Jesús.

En 1688, 6 años después de la muerte del padre Claudio de la Colomberí, la hermana Margarita María tuvo una visión final en la que, a través de María, el Señor le confiaba a las hermanas de la visitación y a los padres de la compañía de Jesús la tarea de transmitir todas las experiencias y la comprensión del misterio del Sagrado Corazón. 200 años más tarde la compañía de Jesús aceptó oficialmente esta misión agradable y se la confió al apostolado de la oración.

La espiritualidad Jesús –céntrica comenzó a configurarse como devoción al Sagrado Corazón de Jesús y uno de los elementos principales de esta devoción consistía y aún consiste en la consagración de individuos, familias y comunidades cristianas al Sagrado Corazón de Jesús.

Prácticas como la de los primeros viernes llaman a hacer oración y actos de penitencia como reparación y consolación al corazón sufriente de Jesús. Las palabras consagración, consolación, reparación, reproducen la teología de esta celebración y devoción pedida por el mismo Jesucristo.

Es interesante saber que existen una serie de países consagrados al sagrado corazón de Jesús, desde 1871 hasta 1900 se consagraron Ecuador, El Salvador, Guatemala, República Dominicana. El 2 de julio de 1899 encontramos que Venezuela fue consagrada como país al Santísimo Sacramento del Altar.

A partir de 1900 se consagraron al Sagrado Corazón de Jesús Colombia, España, Nicaragua, Polonia, Costa Rica, Brasil, México, Bolivia, Honduras, Chile, Perú, todos estos países y sus habitantes están conscientes de que con Dios siempre ganamos.