La Cuaresma y las Tentaciones
Por María García de Fleury
El primer domingo de cuaresma es conocido como el «domingo de tentaciones» y se recuerda las tentaciones de Adán y Eva en el Paraíso Terrenal y de Jesús en el desierto después de 40 días de ayuno y oración.
Satanás pide que sustituyamos el plan de Dios con el suyo. El tentador busca que cambiemos nuestra manera manera de relacionarnos con los demás, ya no como hermanos sino como antagonistas en lucha por el poder y dominio de los bienes creados, sometiendonos a la carrera del tener y el poseer.
En la lectura del Génesis se dice que Dios insufla en Adán y Eva el soplo de la vida haciéndolos semejantes a Él y los coloca en un lugar prominente del Jardín del Edén. Les dice que disponga de todos los bienes y animales creados. A a pesar de eso, ellos siguen siendo criaturas, su libertad no es absoluto y está sujeta a la voluntad del creador. Dios le da todo y de todo al ser humano, pero le pidió obediencia. El tentador presentado como una serpiente incitó a Adán y a Eva a desobedecer al Señor porque le dijo que así serían como dioses. Esta tentación de ser como Dios sigue afectando a una serie de personas en la actualidad.
La tentación viene con imágenes muy atractivas, seductoras, da la ilusión de que podemos disponer de nuestra vida a nuestro gusto y antojo. Incita nuestra soberbia y orgullo y presenta una felicidad que es barata y embaucadora, porque la realidad es que todos en algún momento vamos a morir y no nos vamos a llevar nada de lo que en la tierra hemos adquirido: fama, poder, posiciones y frente a esto caeremos en cuenta de nuestra fragilidad, dolor, sufrimiento y muerte.
En el evangelio también Jesucristo antes de su ministerio público experimenta la tentación de Satanás, aunque con resultados muy distintos a los de Adán. En el paraíso terrenal hay abundancia de bienes, en el desierto hay carencia hasta de lo indispensable para la vida. La prueba a la que el Diablo somete a Jesús se refiere el punto central de su misión de Mesías, le plantea que atraiga a los hombres al reinado de Dios a través de riqueza, poder y la seducción de grandes milagros.
Estas tres tentaciones es la misma versión del plan de Dios, que el engañador, el mentiroso, el tentador ofrece a las personas hoy en día, riqueza, poder y falsos ídolos. Jesús con la fortaleza espiritual de la oración y el ayuno supera la prueba, no cae en el engaño del maligno y comple su misión con toda fidelidad al plan del Padre.
Como la primera pareja humana y como Jesús, también todo ser humano pasa por las tentaciones que responden un propósito fundamental del demonio: desterrar el primado de Dios en nuestra vida, abrirse paso el mismo para dominar el mundo a través de falsos diosos e ídolos, esclavizandonos y sometiéndonos a la muerte para siempre.
Satanás pide que sustituyamos el plan de Dios con el suyo, desconociendo que somos hijos de Dios, pide que nos pongamos en plan de desafiarlo haciéndonos dioses mágicos y a nuestra medida, por eso le dijo a Jesús en el desierto: «Si eres Dios». Acelera esta tentación entramos en la lógica diabólica de dejar un lado a Dios, considerado como algo secundario frente otras realidad es efímera que aparentan ser más urgentes e importantes, pero lo más importante es la vida es centrarnos en Dios que es el Todopoderoso, el Creador y amigos, con Dios siempre ganamos.
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