La crucifixión… ¿Por qué una cruz?
Agencias
La crucifixión de Jesús centro del Viernes Santo. ¿Qué significación tiene para los cristianos?
La crucifixión por definición es el modo de ejecución que consiste en atar o clavar a la víctima en una cruz. Jesucristo muere crucificado, por lo que lo convirtió en el símbolo del cristianismo.
Pero podría usted sorprenderse si le digo que la cruz para los tiempos de Jesús, era sinónimo de maldición, de todo lo abominable. ¿Cómo es que algo tan repudiable entonces se transforma en instrumento de salvación?
Para comprenderlo, tendrían que verse juntos los dos eventos culminantes de vida de Jesús. Muerte y Resurrección.
Según la tradición, todo lo que se ataba a esa cruz se hacía maldito o abominable. Era considerado tan denigrante, que el mismo imperio romano no permitía la crucifixión de ciudadanos romanos, aun estando condenados a muerte.
Y aunque aparenta ser contradictorio, no lo es. Puede comprenderse solo mediante el amor taaaan grande de Dios, que en las mismas Escrituras-quizá sabiendo lo extraordinario que resulta a la razón del hombre-se señala a partir de una explicación: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan:3:16)
De eso justamente se trata y por ello genera tanta gratitud para los cristianos y compromete a vivir una vida signada por su amor, sin hacer acepción de personas.
Quizá mucho hemos escuchado en misa decir de Jesús: Él es el Cordero de Dios. Ciertamente, nació como cordero, en un establo, en el mismo lugar en donde nacían los corderos y murió como cordero, atado a un madero como solían atarse aquellos animalitos, puros, escogidos sin mancha, los cuales solían atarse a maderos antes de su sacrificio.
Al Jesús cargar con todos nuestros pecados, asumió en su persona el precio y costo de la cruz. Allí ató, la sentencia de cada pecador, al tomar su puesto o lugar, mediante su cuerpo clavado al madero en forma de cruz. Todo lo abominable, el pecado de la humanidad quedó clavado en la cruz. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros (porque escrito está: maldito todo el que cuelga de un madero), a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe” dice la Biblia en Gálatas 13:13. Este episodio de la vida de Jesús, guarda coherencia con lo expresado en el libro de Deuteronomio 21:23 “su cuerpo no colgará del árbol toda la noche, sino que ciertamente lo enterrarás el mismo día (pues el colgado es maldito de Dios), para que no contamines la tierra que el Señor tu Dios te da en heredad).
De manera que el efecto de la maldición quedó abolido con la resurrección de Jesús. Es la razón por la cual los cristianos-católicos y protestantes- celebran acorde a las Sagradas Escrituras la trascendencia del Domingo santo, como día de Gloria, por la victoria obtenida por Jesús sobre la sentencia de muerte que arroja el pecado (Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”).
Por eso para los cristianos, aunque la muerte de Jesús produce tristeza y dolor, no deja de asociarse a la esperanza liberadora derivada de la resurrección, apoyados en lo dicho por Jesús en el evangelio de San Juan “En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24). Es así como quienes profesan la fe en el cristianismo tienden a explicar la relación de los dos eventos en estos términos: La boleta de excarcelación y libertad fue expedida por Jesús. Su muerte en la cruz fue el precio fijado por el mismo Dios, el cual y Él pagó. Para cobrar esa salvación, y hacerla efectiva, solo hay que validarla mediante la fe al reconocer a ese justo fiador: Jesús.
Con información de Los Reportes de Lichi