La ciencia y la Iglesia, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
La iglesia ha jugado un papel fundamental en el nacimiento y desarrollo de la ciencia en el mundo occidental, durante siglos la iglesia principal garante del conocimiento de Europa a través de las escuelas monásticas, las escuelas en los palacios y en las catedrales, todas ellas fueron el germen en el siglo XI para que la iglesia católica fundara y propiciara las primeras universidades a nivel mundial como uno de los principales centros de generación de conocimiento.
Nicolás Copérnico, un monje polaco del siglo XVI, fue un típico hombre del Renacimiento, conocía cuatro idiomas, cursó estudios de derecho y medicina, escribió tratados de economía y ejerció como diplomático pero en la astronomía fue donde más se destacó.
Su libro titulado «Sobre las revoluciones del orbe celeste», aborda la posibilidad de que la Tierra gira alrededor del Sol, un reto enorme,porque suponía cambiar de manera drástica la visión que el mundo había tenido durante siglos del universo y en el plano teológico esta nueva teoría rompía con los esquemas porque chocaba con la idea de descrita en la Biblia de que el sol era el que giraba alrededor de la Tierra.
La biografía de Nicolas Steno debería ser lectura obligada para quienes estén interesados en el diálogo interreligioso porque Steno vivió en el tiempo de las guerras de religión entre los católicos y los protestantes y al igual que Copérnico, era un erudito en idiomas, filosofía, teología matemática, botánica, física, química, medicina, pero sobre todo en los estudios sobre la geología donde definió una serie de principios básicos que siguen siendo válidos en la actualidad y al igual que ocurrió con el heliocentrismo de Copérnico, esta nueva ciencia, la geología, supuso un cambio de paradigma en el estudio de La Tierra, ya no hacía falta recurrir a documentos históricos o a la biblia para comprender la formación de la Tierra y al igual que ocurrió con Copérnico, la publicación de estas nuevas ideas tuvo polémicas tanto en el ámbito científico, como en el religioso.
En 1659, Steno redactó un diario en donde plasma por escrito una de ideas que ha inspirado desde siempre ha todo científico católico, en ese diario afirma que uno peca contra la majestad de Dios al ser reacio a examinar en profundidad las obras de la naturaleza y en contentarse con leer otras cosas. El estudio de lanaturaleza es algo lícito y muy deseable para llegar con a conocer mejor a Dios, por eso ha estado siempre presente a lo largo de la historia de la Iglesia.
San Agustín introdujo el concepto del libro de la naturaleza como un camino complementario a la Sagrada Escritura para conocer a Dios.
Por su parte, San Juan Pablo II cuando presenta la encíclica «la fe y la razón» como dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva a la contemplacion de la verdad, es muy importante y muy destacado. Las vidas de estos personajes y de muchos otros muestras un mismo patrón, la posibilidad de ser excelentes científicos y excelentes hombres de fe.
Sus vidas y sus trabajos muestran que lejos de ser un impedimento para la ciencia, la Iglesia Católica ha sido parte importante en el desarrollo de la ciencia, porque han descubierto a Dios en la creación y todos estos científicos han sabido que con Dios ¡siempre ganamos!
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