El Jueves Santo es un día muy especial, pues se termina la Cuaresma y se da inicio al triduo Pascual, cuando se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
El Jueves Santo se realiza un lavatorio de pies, se celebra la última cena de Jesús, que significa la institución de la eucaristía y de sacerdocio, y se recuerda la oración y la agonía de Jesús en el huerto.
La última cena de Jesús tiene muchos antecedentes en el antiguo testamento. En el principio Dios creó el cielo y la tierra y colocó a los seres humanos en un jardín de gran belleza, quería que el hombre y la mujer disfrutarán de la creación y les dijo: «pueden comer todo menos de aquel árbol, era una invitación a comer la abundancia de lo que allí había, pero se convirtió en una mala comida pues comieron del único fruto prohibido y con eso deshicieron el proyecto de Dios sobre los seres humanos.
Al pueblo de Israel, Dios le enseñó, los formó y les dio los detalles para la comida sagrada. La cena de Pascua donde comen todos juntos y es una manera en que se los identifica como pueblo de Dios.
Jesús y sus discípulos hicieron preparativos para la celebración de la Pascua y describe también lo que sucedió en ese día tan importante para la humanidad, pues en esa cena sagrada, la última cena de Jesús, él tomó el pan y les dijo: «este es mi cuerpo». Recordemos que Jesús se ve identificado anteriormente como el pan de vida que bajó del cielo, el que vino directamente de parte de Dios y amigos con Dios siempre ganamos.
