Junio mes de Primeras Comuniones y Confirmaciones, por María García de Fleury
María García de Fleury
El mes de junio es muy propicio para celebrar primeras comuniones y confirmaciones. Si bien la primera comunión y la confirmación son motivos de celebración y deben ser una ceremonia hermosa y memorable, el verdadero enfoque de ese día especial debe ser el sacramento mismo, cuando los pequeños son bienvenidos a la mesa del Señor y los jóvenes son invitados a renovar su adhesión a Cristo, a la iglesia, convirtiéndose en testigos valientes del evangelio de Jesucristo.
Es un desafío mantener tanto a los padres como a los niños enfocados en el significado de la primera comunión y a los jóvenes enfocados en el sacramento de la confirmación frente a tantas trampas, modas e invitaciones a vivir alejados de Dios. Lo que es clave es una buena catequesis básica, tanto para quienes van a recibir su sacramento como para sus padres y padrinos, de modo que puedan ayudar a sus hijos a vivir mejor el sacramento que van a recibir.
¿Entienden realmente los niños de primera comunión y los jóvenes de confirmación el significado del sacramento que están a punto de recibir? Pues amigos, la verdad es que es difícil decirlo. La inmensidad del sacramento de la Eucaristía es de tal magnitud que ni los más grandes teólogos han logrado comprenderlo y menos aún explicarlo. La labor de los catequistas es instruir de la mejor manera posible y dejar lo demás en manos del Espíritu Santo.
Es un viaje para ellos. No lo van a conseguir todo ahora. Simplemente estamos plantando la semilla y brindándoles las herramientas, la información y la experiencia para ayudarlo a crecer.
La primera comunión es muy especial porque es la primera vez que un niño recibe la Eucaristía. Ese día representa la voluntad del niño de aceptar la hostia consagrada que es el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo. Recibir la comunión es una forma para que los católicos se conecten con Cristo, recordándonos que todos somos parte del cuerpo de Cristo.
En la confirmación el cristiano tiene una mayor madurez y profundización de los dones bautismales. Se pide que vaya con un padrino que a testigo y se comprometa a ayudarlo a crecer en su fe. El rito esencial es la unción con el sagrado crisma, que es aceite mezclado con bálsamo y consagrado por el obispo, que se realiza mediante la imposición de la mano del ministro, que pronuncia las palabras sacramentales propias del rito para que se produzca un derramamiento especial del Espíritu Santo, como el del día de Pentecostés.
Esta fusión imprime en el alma un carácter indeleble y produce un crecimiento en la gracia del bautismo. Arraiga más profundamente al confirmando en la afiliación divina, lo une más firmemente a Cristo y a la iglesia y revitaliza los dones del Espíritu Santo en su alma. Da una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana. La importancia del sacramento de la confirmación es tal que el ministro original de la confirmación es el obispo. De este modo se manifiesta el vínculo entre los confirmados y la iglesia en su dimensión apostólica.
Felicitamos de corazón a los sacerdotes, catequistas, padres, padrinos, niños que reciben su primera comunión y jóvenes que confirman su fe aceptando ser testigos valientes del Evangelio de Jesucristo. En este punto de su viaje religioso aceptan y comprenden su fe y nosotros le pedimos a Dios que comprendan que están con el mejor de los amigos, porque con Dios ¡siempre ganamos!
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