Jueves Santo
Por María García de Fleury
El Jueves Santo fue una de las noches más cruciales de la historia, comenzó cuando Jesús envió a Pedro ya Juan a hacer arreglos para que usaran el Cenáculo de manera de celebrar la Cena de Pascua. Al atardecer fueron al lugar y sentándose a la mesa Jesús lavó los pies de los apóstoles en una extraordinaria muestra de humildad, luego les dijo que hicieran lo mismo los unos a los otros
Se experimentó la primera misa cuando Jesús tomó el pan, lo partió y lo dió a sus discípulos diciendo «tomen y coman porque este es mi cuerpo». Luego tomó la copa llena de vino y les dijo»toman y beban porque esta es mi sangre, sangre de la nueva y eterna alianza que será derramada por muchos para el perdón de los pecados, hagan esto en conmemoración mía».
Jesús instituyó el sacerdocio y anunció que Judas lo traicionaría cuando dijo «he aquí la mano del que me va a entregar, está conmigo sobre la mesa. Hay de aquel hombre, más le valdría no haber nacido». Judas, el que lo traicionó preguntó: «Soy yo maestro», el le dijo «tú lo has dicho».
Luego surgió entre ellos una disputa sobre quién de ellos debía ser el mayor. Jesús les dijo: «el mayor entre ustedes sea como el menor, y el líder como el que sirve. Simón Simón, Satanás quiere zarandearte como al trigo, pero yo he orado por ustedes para que su fe no falle». Pedro le respondió: «Señor estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel ya la muerte» y Jesús le dijo: «Te digo Pedro que me habrás negado tres veces antes de que el gallo cante. Ya no los llamo siervo sino amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre se los he hecho saber, ustedes no me eligieron a mi, sino que yo los he elegido a ustedes y los designé para que vayan y den frutos y sus frutos permanecerán para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, se los de».
En esa cena, Jesús les dió un mandato, una orden, que se «amen unos a otros así como yo los he amado, así también, ámense unos a otros».
Así Jesús elevó la definición del amor a un estándar nuevo y más alto. Amar incluso a los enemigos. Después de la cena, Jesús se fue con sus discípulos al Monte de los Olivos, y cuando llegó al lugar les dijo «oren para que no entren en tentación». Con Pedro, Santiago y Juan se alejó y arrodillandose oro «Padre si quieres que pase de mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya».
Cuando se levantó de la oración vio a sus discípulos durmiendo y con tristeza les dijo «porqué duermen, levántense y oren para que no caigan en tentación».
Mientras hablaba vino una multitud guiada por Judas quien se le acercó para besarlo. Jesús le dijo «Judas con un beso me entregas». Pedro tomó la espada e hirió a uno de los saltados cortándole la oreja derecha, Jesús impidió que los discípulos continuaran con una resistencia violenta. Sanó la oreja del soldado llamado Malco y le dijo «vienen contra mi con palos y espadas como contra un ladrón. He estado con ustedes todos los días en el templo y no me hicieron nada, pero esta es su hora, la hora del poder de las tinieblas.
Lo apresaron y lo llevaron hasta el sumo sacerdote Janás y Caifás y después donde Pilato. Fue una noche trascendental por las enseñanzas que dió Jesús. Lo que no sabían sus enemigos era que aunque lo apresaran, a la final Jesús resultaría triunfador porque con Dios siempre ganamos.