Jesús es la razón de esta celebración, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Hay cantidad de cuentos de Navidad que lograron acercarnos bastante al significado del Espíritu de la Navidad y ofrecen historias que nos aproximan a el, los bellísimos relatos de Andersen, Dickens y tantos otros lograron abrir horizontes de significados que adentran por este camino de comprensión del misterio de Navidad, pero no resultan suficientes; es precisamente un relato, un solo relato histórico el que abre las puertas al verdadero significado del espíritu de la Navidad, un relato simple y preciso y dice así:
«En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto ordenando que se realizara un censo en todo el mundo, este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba Siria y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José que pertenecía a la familia de David salió de Nazaret, ciudad de Galilea y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David para inscribirse con su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén llegó el tiempo de ser madre y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque no había lugar para ellos en el albergue».
Amigos, este es un relato histórico, sencillo con marcada referencia al camino andado por el pueblo de Israel, cuando Dios eligió su pueblo y comenzó a caminar con él, le hizo una promesa, no les vendió ilusiones, sino que en sus corazones sembró la esperanza, esa esperanza en el Dios que se mantiene fiel pues no puede desdecirse así mismo, les dio esperanza que no defrauda.
¿Cuántos cantos sugestivos ha inspirado la Navidad en los pueblos y culturas? sus melodías hacen revivir el misterio de la noche santa, atestiguan el encuentro entre el Evangelio y los caminos de los hombres. Si, la Navidad ha entrado en el corazón de los pueblos que miran hacia Belén con una admiración como común, ¿Cómo no percibir el clamoroso contraste entre la serenidad de los cantos navideños y los muchos problemas de nuestro momento actual?, la luz que viene de Belén nos salve del peligro de resignarnos a un panorama tan desconcertante y atormentado.
Quiénes buscan el sentido de la vida, los que llevan en el corazón la llama de una esperanza de salvación, de libertad y de paz, vengan a ver al niño que ha nacido de María, él es nuestro salvador, él es nuestro Dios, el único digno de tal nombre, el único Señor, ha nacido por nosotros, vamos a adorarlo. Por eso, Juan Pablo II instauró la tradición de montar el Belén, es decir, el nacimiento y erigir el árbol navideño en la plaza de San Pedro. Juan Pablo II cantaba con entusiasmo villancicos navideños y participó en muchas reuniones de Navidad.
Jesús es la razón de la celebración de Navidad, no digamos felices fiesta, digamos correctamente feliz navidad porque el verdadero espíritu de la Navidad está en que Dios se hizo hombre y nació en un portal de Belén para venir a salvarnos haciéndose uno como nosotros, menos en la desobediencia a Dios, porque él es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!
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