+FOTOS | Ronald Acuña Jr. en la dulce espera por el trofeo mayor
Por Héctor Becerra Sardá / @hjbsarda
Se espera que este jueves 16 de noviembre Ronald Acuña Jr. sea anunciado como ganador del premio al Jugador Más Valioso (JMV) de la Liga Nacional. Al menos esa es la convicción de un sector mayoritario del mundo beisbolero y en particular de los aficionados venezolanos, quienes desde ya consideran un “robo descarado” si el resultado es otro.
Y es que la temporada 2023 del jardinero derecho de los Bravos de Atlanta tuvo sin ningún titubeo visos de espectacularidad, como pocas veces se ha visto. Los numeritos, récords y logros por él alcanzados en la campaña, concluida hace algo más de un mes, así lo avalan de manera contundente. Basta con ver una pequeña muestra.
Al término de 159 encuentros disputados Acuña Jr. lideró a las Grandes Ligas en carreras anotadas (149), hits (217), bases robadas (73), promedio de embasado (.416), bases alcanzadas (383) y, para quienes gustan de la estadísticas sabermétricas, encabezó el WAR ofensivo (8.5 según el portal especializado Baseball Reference). Adicionalmente fue líder de la Nacional en OPS (1.012) y segundo de ambas ligas en porcentaje de bateo (.337).
Único en la historia
Todavía hay materia prima para agregar. Se convirtió en el único toletero en la historia con más de 40 jonrones y 70 bases robadas (41-73); en el único con 80 o más extrabases y 70 o más estafas; e igualmente en el único como primer bate de una alineación que suma 40 o más vuelacercas y 100 o más carreras empujadas (106) en una temporada.
Con tales pergaminos, y otros no descritos, luce improbable que el nativo de La Sabana pierda el JMV, galardón más prestigioso de los cuatro que otorga anualmente la MLB por votación de los periodistas de la BBWAA (Asociación de Cronistas de Beisbol de Estados Unidos). Si lo pierde, será ante el utility de los Dodgers de Los Ángeles Mookie Betts, veterano de muy destacado torneo, pero que significará un “batacazo” para muchos si arrebata el codiciado trofeo.
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Acuña Jr., si prevalecen la lógica y la justicia deportiva, no será el primer venezolano en levantar el premio. Lo precedieron Miguel Cabrera gracias a sus históricas zafras de 2012 (Triple Corona) y 2013 con los Tigres de Detroit, y José Altuve en 2017, la contienda de la primera Serie Mundial ganada por los Astros de Houston. Sí quedará en los libros como el primero con un JMV en la Liga Nacional y a sus 25 años como el más joven en conquistarlo.
Una mirada atrás
El criollo que más cerca ha estado de llevarse el reconocimiento en el Viejo Circuito es Carlos González, quien en 2010 llegó de tercero en la votación de la BBWAA. El zuliano, para ese momento jardinero estelar de los Rockies de Colorado, tuvo méritos al quedar líder de la Liga en promedio de bateo (.336), hits (197) y bases alcanzadas (351). Además despachó 34 jonrones y remolcó 117 rayitas. Un temporadón.
Hubo otros venezolanos que estuvieron entre los 10 primeros de la Liga Nacional en la preferencia de los votantes. El que más coqueteó con alcanzar la gema del JMV luego de González fue David Concepción, que en 1981 cuadró en el cuarto lugar como campocorto de los Rojos de Cincinnati. Cabrera fue el quinto más votado dos veces (2005 y 2006) con los Marlins de Florida, el primer equipo de su brillante trayectoria.
Andrés Galarraga se metió en el “top ten” en seis oportunidades en un periodo de 10 años. Llegó sexto en dos ocasiones (Rockies 1996 y Bravos 1998), séptimo en otras dos (Expos de Montreal 1988 y Rockies 1997) y dos más con los Rockies en el décimo puesto (1993, año en que le dio al país su primer campeón de bateo, y 1994). Edgardo Alfonzo escaló al octavo listón con los Mets de Nueva York en 1999.
Luis Aparicio Jr., tiene el privilegio de ser el primer pelotero nacido en Venezuela que recibió votos para el JMV, cuando en 1959 jugando con los Medias Blancas de Chicago que se titularon en la Liga Americana arribó en el segundo lugar, superado estrechamente solo por su compañero de equipo Nellie Fox.
El gran short stop de Maracaibo, en base a una excepcional defensiva, inteligencia y certero corrido de bases, concluyó su transitar por la MLB en el Salón de la Fama, aunque en términos hípicos haya perdido el JMV por una nariz en aquel 1959. Cabrera está a las puertas del «templo de los inmortales», Altuve ya está labrando un caso a considerar una vez retirado y Acuña Jr., si bien apenas comienza su andar, está armando su expediente de merecimientos.
¿Significa esto que un JMV es sinónimo de Cooperstown? No siempre. Pero recibir ese preciado premio, o estar a punto de ganarlo, indica que se está ante un pelotero muy especial. Alguien muy por encima del promedio.
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