Fiesta del Inmaculado Corazón de María, por María García de Fleury
María García de Fleury
Dentro del año y medio que estamos celebrando, por la conmemoración de los 350 años de la aparición del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, y con el lema Devolver amor por amor, celebramos al día siguiente del Corazón de Jesús, una de las devociones marianas más populares en la Iglesia Católica, que es la del Inmaculado Corazón de María.
Las raíces de esta devoción se encuentran en la Sagrada Escritura, que hace frecuente mención del corazón contemplativo de María. Ella conoció la alegría desbordante, como lo dice en el capítulo 1 de Lucas, pero también la turbación, el desgarro, las zozobras, las angustias.
María es la creyente que guarda y medita todo en su corazón, los momentos de la manifestación de Jesús, ya en el nacimiento o cuando se perdió en el templo. Nuestro Señor tomó su sagrada humanidad de la carne y sangre de su Santísima Madre. El corazón de Cristo es tomado del corazón de ella.
En el Calvario, los corazones perfectos de Jesús y María se unieron para la salvación de la humanidad, y es por eso que los dos corazones son honrados juntos. Mientras que el Sagrado Corazón de Jesús es la fuente del amor ardiente de Cristo por la humanidad, y es en gran medida despreciado por la indiferencia de la humanidad hacia Él, el Inmaculado Corazón de María es la fuente del amor ardiente de Nuestra Señora por Dios y su deseo de llevar almas a su hijo, y tantas veces indigna por las ofensas de los hombres cometidas contra su amor.
A lo largo de los siglos, el Corazón Inmaculado de María se ha ido reconociendo como algo a imitar en la práctica diaria. Así como el Sagrado Corazón de Jesús fue físicamente traspasado por la lanza en la cruz para dar la vida eterna a los hombres, así también el Corazón de María fue traspasado por la espada de dolor, tal como lo profetizó Simeón. A partir de la Edad Media, la devoción a la pureza del corazón de Nuestra Señora comenzó a florecer, culminando con San Juan Eudes, que fue el gran promotor activo de esta devoción en el siglo XVII, junto con la del Sagrado Corazón de Jesús. También trabajó para una fiesta para el Inmaculado Corazón de María, comenzándola en su Francia natal. Después de la aparición de la Santísima Virgen en París en 1830, que dio origen a la Medalla Milagrosa, se renovaron los esfuerzos para instituir la devoción al Inmaculado Corazón como fiesta para la Iglesia Universal.
La devoción al Inmaculado Corazón de María alcanzó un nuevo nivel después de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima. En sus visitas a Lucía, Jacinta y Francisco, Nuestra Señora reveló una visión de su Inmaculado Corazón rodeado de espinas que representaban los muchos pecados cometidos contra ella. En Fátima, nuestra señora pidió que Rusia fuera consagrada a su Inmaculado Corazón para evitar que ocurrieran muchas calamidades en la Iglesia y en todo el mundo. Nuestra Señora de Fátima también reveló su petición a los fieles de hacer comuniones de reparación a su Inmaculado Corazón los cinco primeros sábados consecutivos de mes. Por eso, la devoción al Inmaculado Corazón de María está estrechamente asociada a actos de reparación de los pecados para obtener la salvación de los pecadores.
La fiesta del Inmaculado Corazón de María fue instituido para la Iglesia Universal por el Papa Pio XII en 1944 porque ella es la Madre de Dios y con Dios siempre ganamos.
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