Estudian nuevas proteínas como terapia para el cáncer
EFE
Las ciclinas atípicas, unas proteínas que gobiernan el ciclo de las células, podrían ser una nueva diana terapéutica contra el cáncer y también nuevos marcadores de pronóstico, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), en España.
La investigación, que publica la revista ‘Seminars in Cell & Developmental Biology’, concluye que la expresión de estas proteínas se encuentra desregulada en varios tipos de cáncer y sugiere que estas ciclinas atípicas podrían tener un papel en la respuesta a la terapia antitumoral.
El Grupo de Investigación en Nuevas Ciclinas de la UIC de la ciudad española de Barcelona, liderado por Josep Clotet, que estudia el papel de estas en los distintos tumores y cómo su desregulación desencadena el descontrol del ciclo celular, constató que la expresión de estas proteínas «está desregulada en varios tipos de cáncer», según han explicado Mariana Ribeiro y Javier Jiménez, investigadores del Grupo y profesores de Medicina y Ciencias de la Salud de la UIC.
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, que se celebra mañana, Ribeiro y Jiménez destacaron que «hay pocos estudios que se hayan centrado en las ciclinas atípicas», aunque este tipo de proteínas «intervienen en diversos procesos críticos para el desarrollo y la progresión del cáncer».
A pesar de estar poco estudiadas, los investigadores consideran que también «podrían tener un papel en la respuesta a la terapia antitumoral».
Para llevar a cabo su estudio, el grupo combinó la búsqueda bibliográfica con información disponible en bases de datos para analizar «la expresión de este tipo de proteínas en el tejido tumoral respecto al tejido normal, su valor pronóstico y cómo podrían ser dianas para nuevas terapias», según Jiménez.
Los investigadores se centran ahora en seguir estudiando «el papel que desempeñan las ciclinas atípicas en los distintos tipos de tumores y cómo su desregulación desencadena el descontrol del ciclo celular».
Según Jiménez, «el conocimiento íntimo de estos mecanismos nos llevará a poder desarrollar moléculas específicas que los corrijan y que, por tanto, puedan ser empleados como terapia anticancerosa».