Estos alimentos ayudan a producir colágeno de forma natural
Agencias
Lo es todo. «Principal ‘ingrediente’ de nuestra piel, nuestros huesos (en un 70%), el colágeno supone, además, un 30% de las proteínas de nuestro organismo y un 80% del tejido conectivo», explica María Amaro, especialista en nutrición y creadora del Método Amaro.
Tener unos buenos niveles de colágeno es esencial porque «nos va a aportar firmeza, elasticidad y sostenibilidad a piel, huesos, tendones, ligamentos y cartílagos. Su presencia es fundamental para cuidar articulaciones, pelo y uñas».
Su misión en nuestro organismo va mucho más de lo que se ve por fuera (que parece que es lo más nos importa). «Acreditar unos niveles bajo de colágeno no sólo se manifiesta externamente en forma de arrugas y flacidez, sino que -lo que es más importante- también afecta a nuestra salud, causando, entre otras cosas, una pérdida de masa ósea con todo lo que ello implica: dolores, limitación de movilidad, roturas, etc».
Por más que nos espante la idea, «a partir de los 25 años, empezamos a perder en torno a un 1,5 y un 2% de colágeno al año. Es decir, llegados a los 50, la producción se reduce un 30%», nos advierte Amaro.
Está claro que no podemos detener el avance de este proceso natural, pero ¿qué factores influyen en que el ritmo de destrucción sea mayor? Ya se sabe: «La exposición al sol excesiva o sin protección solar, el tabaco, el alcohol, el estrés, la falta de ejercicio y una mala alimentación. Es decir, podemos ralentizar su avance adoptando un estilo de vida saludable».
Y, al igual que mina nuestra salud, «una dieta rica en azúcares refinados y pobre en proteínas, vitaminas y aminoácidos, evidentemente, va a acelerar esa pérdida».
No dormir lo suficiente es otro de los factores determinantes porque, durante las horas de descanso, es «cuando se produce la síntesis proteica, junto al resto de procesos de renovación que necesita nuestro organismo para estar bien que favorecen un sueño reparador».
Por más que nos empeñemos en desviarnos por atajos, supuestamente, más rápido y sencillos (pero de dudosa efectividad), la alimentación lo es todo, aunque, «por desgracia, debido de la dieta que llevamos actualmente, sólo absorbemos un 1% de colágeno».
¿Por qué ocurre esto? «Porque el colágeno está formado por unas moléculas grandes y complejas de muy difícil absorción por el aparato digestivo y la piel por lo que la mayoría se va a expulsar a través de las heces o la orina».
DIETA
¿Cuáles son los alimentos ricos en colágeno? «Básicamente, los que no solemos incluir en nuestra dieta habitual: caldos de carne y pescado; manitas de cerdo y callos, por poner algún ejemplo. Pero yo, sobre todo, recomiendo la gelatina que, además de ser rica en colágeno y proteínas, es muy saciante».
¿Cuál es el secreto para mejorar su absorción? «La vitamina C es la que, realmente, nos va a ayudar a asimilarlo. ¿Dónde está? En frutas y verduras pero, sobre todo, en el brécol. El problema es que no lo consumimos tanto como deberíamos y que, para aprovechar todos sus beneficios, tenemos que cocerlo muy poco o tomarlo crudo».
También nos ayudarán mucho en esta misión de reflotar nuestros niveles de vitamina c y también la K (que nos ayuda activar la formación de colágeno de forma natural), «las verduras de hoja verde oscura, los pimientos, las coles de Bruselas o coliflor».
Los cítricos son otro valor seguro: «Kiwi, naranja, pomelo, fresas, grosellas, uvas, moras, higos y arándanos son también poderosas fuentes de vitamina C. A mí me encanta la papaya porque, además de aportar mucha vitamina C, tiene papaína que ayuda a calmar de manera natural los problemas digestivos».
Sí, finalmente, nos decantamos por buscar una ‘ayuda extra’ en los polvos, aunque Amaro no es demasiado partidaria de ello, esta especialista en nutrición recomienda «empezar, a partir de los 40 años, con una cucharadita de café (5 gramos aproximadamente) diaria para ir aumentando progresivamente». No hay dosis tóxica, porque se va eliminando. El resultado no es inmediato. Se tarda unos tres meses empezar experimentar los efectos en la piel y las uñas».
Amaro concluye con un mensaje esperanzador. «El envejecimiento no destruye el colágeno, sino que hace que se produzca en menor cantidad y peor calidad. Por eso, es fundamental que nos cuidemos por dentro. ¡Menos cremas y una vida más saludable!».
Por El Mundo