España | Las dificultades del inmigrante irregular en tiempos de coronavirus
EFE
A las dificultades propias de los inmigrantes irregulares se unen ahora los riesgos de la COVID-19. Recientemente, al menos 42 de ellos pasaron los tres primeros días de cuarentena obligatoria al llegar a la isla atlántica española de Gran Canaria en el suelo, hacinados, en algunos casos tan solo a medio metro de distancia.
Son parte de un grupo de 72 africanos llegados en dos cayucos el 26 de mayo, albergados en un primer momento en un almacén portuario, sin duchas. Dos dieron positivo en coronavirus.
Cuando junio solo acaba de comenzar, el archipiélago español de Canarias está a punto de superar el número de 2019 de entrada de inmigrantes en embarcaciones precarias, como pateras, procedentes del continente africano.
Este mismo jueves fueron auxiliados otros 47 subsaharianos a unos 40 kilómetros al sur de la isla de Lanzarote a bordo de una lancha neumática, entre ellos al menos cuatro niños, informaron fuentes de emergencias.
Si al 31 de diciembre pasado habían llegado por esa vía a las islas 2.698 personas, a 4 de junio de 2020 se cuentan ya 2.552 desde el 1 de enero de este año.
La ruta atlántica de la inmigración irregular hacia Canarias se reactivó el verano pasado debido al refuerzo de la vigilancia y los controles en el Mediterráneo.
ACOGIDA AL LÍMITE
Este flujo de personas y factores nuevos como el cierre en la práctica del espacio aéreo español durante el estado de alarma o la cuarentena obligatoria para todo extranjero que entre está llevando al límite la capacidad de la red de acogida en islas como Gran Canaria y Fuerteventura.
A veces, inmigrantes rescatados cuando se aproximan a Gran Canaria son trasladados a la isla de Tenerife, a varias horas de navegación, por razones de capacidad, como ocurrió el sábado pasado.
La noche previa, la Policía había decidido retirarse de la custodia de 72 inmigrantes de las dos pateras llegadas el 26 de mayo, que habían pasado las 72 horas de detención que estipula como máximo la legislación española en un almacén del puerto de La Luz, donde se dejó un vehículo policial para evitar cualquier altercado.
Se había recurrido a estas instalaciones portuarias para evitar las escenas de hacinamiento que se estaban produciendo en la Comisaría de Maspalomas.
En una carta de la que informó Efe, el jefe superior de Policía en Canarias, José María Moreno, le cuenta al delegado del Ejecutivo español en las islas, Anselmo Pestana, que sus agentes tuvieron que limpiar y acondicionar esa nave, barrer el suelo, alquilar cuatro baños químicos, conseguir un centenar de colchonetas, mantas y hasta facilitar raciones de comida.
EN EL SUELO, A MEDIO METRO UNOS DE OTROS
En el último momento, se salvó la situación y los inmigrantes no quedaron en la calle. Cuando la Policía se retiraba, llegó la Cruz Roja.
EFE recibió de fuentes en contacto directo con los inmigrantes tres fotos que muestran cómo durmieron tres noches al menos 42 de esas personas, cuando en España se recomienda mantener una distancia de seguridad mínima de dos metros para evitar el contagio.
En ellas se aprecia con claridad que varias pernoctan a menos de medio metro del compañero. En colchonetas. En el suelo, una situación que molesta a las ONG y las autoridades regionales canarias.