¿Es riesgoso broncearse durante el embarazo?
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Una piel bronceada resulta atractiva, pero antes que una respuesta estética, el oscurecimiento es debido a una medida de protección frente a los rayos ultravioleta. El exceso puede acarrear severas consecuencias.
Sol y salud andan de la mano, por lo que siempre resultará un poco extraño preguntarse si es riesgoso broncearse durante el embarazo. Lo será si se convierte en una actividad que hacemos en exceso, sin conocer los alcances y sus límites.
Los rayos ultravioleta de onda corta (UVB) y onda larga (UVA) tienen efectos sobre la piel según la intensidad y la longitud. En ese sentido, sabemos que la piel bajo la acción de los rayos UVB produce la vitamina D3, esencial para la estructura ósea. Pero solo se necesita, para alcanzar su beneficio, de 20 a 30 minutos de exposición solar.
Broncearse amerita más tiempo y cuidados. Y si hacerlo bajo el sol entraña riesgos y exige un máximo de precaución, en cámaras de bronceado queda por completo descartado. En este artículo te presentamos los por qué.
¿Por qué nos bronceamos?
El bronceado es una reacción de la piel para protegerse de la acción de los rayos ultravioleta de onda corta o UVB. Esta radiación es interceptada por la capa de ozono, pero la crisis climática la ha afectado y se incrementó la incidencia sobre la superficie terrestre de estos rayos.
La piel los capta y la respuesta natural, cuando atraviesan la epidermis, es el oscurecimiento, producto de la melanina. Este es un biopolímero producido por los melanocitos, que se encuentran en la capa más profunda de la epidermis (o estrato basal).
La melanina, que absorbe los rayos del sol hasta en un 99 %, se deposita en los queratinocitos, las células que forman la piel. Es aquí que se acumula alrededor del núcleo de la célula para proteger el ADN de posibles mutaciones por efecto de la radiación solar.
Alargar el tiempo de exposición al sol es sobrepasar esta barrera natural y moverse del atractivo bronceado a la quemadura.
¿Es riesgoso broncearse durante el embarazo?
En general, no es recomendable broncearse. La emoción del verano, la sensación de libertad y la idea de que un poco más no nos hará daño puede traer serias repercusiones. Sin embargo, tomando todas las precauciones y siendo conscientes de los riesgos, un poco de sol nos hará bien a nosotras y al bebé.
El sol ayuda a sintetizar la vitamina D que contribuye a la absorción del calcio, por lo que ayuda al fortalecimiento de los huesos, tanto de la madre como del bebé, que recibe el calcio a través de la placenta. Los requerimientos de vitamina D aumentan hasta en un 300 % debido a la mineralización de los huesos del feto.
Por otro lado, exponerse al sol un máximo de media hora no implica necesariamente broncearse. Recibir su luz en horas de la mañana, antes de las 11, o en la tarde después de las 17, ya es saludable. Pero broncearse, más allá de lo estético, es una respuesta a la radiación solar y su intensidad dependerá más del tipo de piel que del sol recibido.
Si la piel es muy blanca, antes que broncearse se quema; por eso, para protegerte necesitarías un factor de protección entre 20 y 50. Si la piel es clara, se bronceará de manera gradual y el factor de protección debe ser entre 15 y 20.
La piel morena, en cambio, se broncea con rapidez. La oscura lo hace a profundidad. En estos casos, los filtros solares van desde 10 y 15 a 4 y 10, respectivamente. En definitiva, sin la protección adecuada no debemos exponernos a los rayos ultravioleta.
Posibles consecuencias de broncearse durante el embarazo
En el embarazo la piel se torna más sensible, debido al aumento de las hormonas y a una mayor irrigación sanguínea. Si la exposición a los rayos ultravioleta es de cuidado, es razonable considerar que sea riesgoso broncearse durante el embarazo.
Cloasma
También llamado melasma, son manchas de color oscuro producto del aumento en la producción de progesterona. Suelen verse en la cara (en bigote, pómulos y frente). La intensidad dependerá de el tiempo al sol.
Las pieles más oscuras son más propensas a su aparición. Una vez que surge es muy difícil hacer que desaparezca.
Melanoma
Es un tipo de cáncer de piel que se desarrolla cuando los melanocitos crecen fuera de control. Entre las causas se encuentra la predisposición genética y la exposición solar. Es más frecuente en piel blanca, con alta densidad de pecas y en pelirrojas.
Espina bífida
La exposición a los rayos ultravioleta provoca sobrecalentamiento, lo que puede afectar el desarrollo de la columna vertebral del bebé. Además, acarrea una disminución del ácido fólico, incrementando el riesgo de espina bífida.
La razón estriba en que el ácido fólico es sensible a la luz solar y se degrada, en especial ante la acción de los rayos solares.
Tanorexia
Por todo lo antes expuesto, someterse al sol sin reparar en cuidados y con afán obsesivo para alcanzar la meta del bronceado, puede ser un indicio de tanorexia. Una obsesión por estar morenos que puede llevar a la embarazada a someterse a sesiones en cámaras UV, con una concentración de rayos mayor que la natural y más agresiva.
Ya vimos que el sol es, desde todo punto de vista, saludable en las horas y los momentos apropiados. Mas si queremos vernos bronceados, exponerse al astro rey no es la única solución.
Algunas cremas especiales ponen en relación sus principios activos con la queratina y otras proteínas de las capas superficiales de la piel. Generan, así, un bronceado sin melanina, ajustado al deseo estético.
Consejos para protegerte de la radiación durante el embarazo
Bajo los esquemas de cuidado que dicta el sentido común, como es el uso de protectores y elegir las horas recomendadas, el primer día para salir al sol no ha de ir más allá de 15 minutos.
Si la estadía veraniega es prolongada, al siguiente día se aumentan 10 minutos. Y así hasta cumplir 10 días, si fuere el caso; esto funciona como un mecanismo de preparación de la piel para soportar el sol.
Con este bronceado nos protegeremos en lo inmediato, pero no de los efectos a largo plazo, como el cáncer de piel o el envejecimiento prematuro. Broncear la piel no puede ser una práctica recurrente.
No valen, por cierto, las sombrillas o sentarse a la sombra, porque la arena y el agua funcionan como espejos que multiplican la irradiación. Y el riesgo está en quedar expuestos, creyendo que estamos protegidos. Las quemaduras aparecerán más tarde.
Sí, es riesgoso broncearse durante el embarazo
Si no puedes evitar ir más allá de las 11 de la mañana y te resulta irresistible tumbarte al sol o bajo una sombrilla con el disco de oro en todo su esplendor, entonces sí, es riesgoso broncearte durante el embarazo.
En este caso, los fotoprotectores son de vital importancia. Todas las zonas de tu cuerpo expuestas han de ser protegidas con exhaustividad.
Debes aplicarlos entre 30 y 60 minutos antes de la exposición, en cantidad suficiente. Y tras el baño o después de sudar, el filtro necesita ser repuesto.
No importa que el envase diga que es resistente al agua. Si han pasado más de 3 horas de sol, vuelve a aplicarlo. Ninguna precaución es poca para proteger tu piel y, en especial, la sana formación de tu bebé.