¿Es mejor para los niños la leche baja en grasa o la entera? Habla la ciencia
800 Noticias
Un estudio pionero en el mundo de la Universidad Edith Cowan (ECU), en Austrialia, ha demostrado que la leche entera es tan buena para los niños como la baja en grasas, que su salud no se ve afectada ya se consuma un tipo de leche como el otro, según publican en el ‘American Journal of Clinical Nutrition’.
La investigación sugiere que los actuales consejos de salud pública que recomiendan que los niños mayores de dos años consuman productos lácteos bajos en grasa podrían tener que ser revisados.
La profesora asociada de la ECU Therese O’Sullivan dirigió la investigación sobre el consumo de productos lácteos con alto contenido en grasa en niños como parte del estudio Milky Way. Durante un periodo de tres meses, 49 niños sanos de entre cuatro y seis años fueron asignados al azar para recibir productos lácteos enteros o bajos en grasa en lugar de su consumo normal de lácteos.
Los productos lácteos se entregaron a domicilio cada quince días en envases sencillos y sin coste alguno para los participantes, para que el precio de compra no fuera un factor.
Ninguno de los dos grupos sabía si consumía productos lácteos enteros o bajos en grasa, mientras que los productos sobrantes se pesaban cada quince días para evaluar la ingesta total de los niños.
Por primera vez, los investigadores midieron exhaustivamente la obesidad, la composición corporal, la presión arterial y los biomarcadores sanguíneos de los niños para controlar los efectos de su consumo de lácteos.
Independientemente de si consumían lácteos enteros o bajos en grasa, ambos grupos de niños ingirieron cantidades similares de calorías.
Aunque los niños que consumían lácteos bajos en grasa ingerían menos calorías y grasas procedentes de los lácteos, naturalmente recurrían a otros alimentos y bebidas para compensar esta diferencia.
La profesora O’Sullivan subraya que los resultados no mostraron diferencias significativas entre los grupos de obesidad o salud cardiovascular. «Anteriormente se pensaba que los niños pequeños se beneficiarían de los productos lácteos bajos en grasa debido a sus niveles más bajos de grasas saturadas y su menor densidad de energía, lo que a su vez ayudaría a evitar la obesidad y el riesgo de enfermedades cardiometabólicas asociadas», apunta.
«Nuestros resultados sugieren que los niños sanos pueden consumir con seguridad productos lácteos enteros sin aumentar la obesidad ni los efectos cardiometabólicos adversos –asegura–. Teniendo en cuenta nuestros resultados y las investigaciones anteriores, las futuras revisiones de las directrices dietéticas deberían considerar la posibilidad de recomendar que los niños de dos años o más puedan consumir productos lácteos enteros o reducidos en grasa».
Por su parte, La dietista y candidata al doctorado en el estudio, Analise Nicholl, comenta que esto facilitará la vida de los padres.
«Este enfoque basado en la evidencia ayudaría a simplificar la elección de lácteos de los padres y permitiría a los niños consumir lácteos según su preferencia individual», asegura.