Entregar la vida por los demás, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por María García de Fleury

Ante los profundos y rápidos cambio del mundo globalizado, cuando se sabe que hay unos 65 millones de refugiados en todo el mundo y que alrededor de veinte millones de personas sufren hambre por consecuencia de las guerras, el odio contra los extranjeros, el mal uso de la religión además de los problemas climáticos, los misioneros católicos salen al paso para contribuir a alivar el sufrimiento existente llevando su apoyo y ayuda junto con la Palabra de Dios.

Un misionero o una misionera es una persona que posee una profunda conciencia de que ha sido llamado por Dios para una labor muy especifica, y es por eso que su vida esta totalmente centrada en Cristo.

Dado que sale de su entorno conocido para ir a anunciar el Evangelio en lugares diferentes al suyo, sabe que va a tener que enfrentar sufrimientos, dificultades, que luego lo van a colocar en situaciones de vulnerabilidad donde su único y verdadero asidero es Cristo, para poder cumplir con su compromiso de transformar la sociedad con el mensaje del Evangelio, haciendo énfasis en la dignidad humana y la igualdad.

Esto le exige a los misioneros involucrarse en el ambiente y la sociedad dónde va misionar, les exige creatividad y nuevos enfoques, los llama a vivir en estrecha cooperación y colaboración con otros misioneros, pues en la vida que han elegido, lo que son es humildes instrumentos de Dios en el anuncio del Evangelio, por eso están llamados preservar lo que tienen en común y no permitir que las diferencias personales arruinen  el compromiso con los objetivos comunes.

en esto, el sano sentido del humor, un corazón confiado en Dios, una santa libertad para no apegarse a sus propias ideas y proyectos como si fueran el único camino disponible, junto con un amor profundo a la iglesia y a las personas que forman parte de la Iglesia, son características necesarias en sus vidas.

El testimonio de sus vidas es el anuncio más eficaz del evangelio, para un misionero la humildad de abandonarse totalmente en la providencia de Dios es estar convencido de que la misión que están llevando a cabo pertenece a Dios por eso los misioneros son personas y oración y ayuno. de manera que tanto su comunidad como su misión sean verdaderamente inspirados y dirigidos por el Espíritu Santo.

Hoy queremos agradecer con sincero corazón, la labor que realizan todos los misioneros y misioneras, pues son personas dispuestas voluntariamente a entregar su vida por los demás, especialmente por los más necesitados.

Agradecemos en especial a los misioneros de la Consolata quiénes están en Venezuela desde 171 en distintas partes del país y además se encuentran en Europa, África, América, Asia.

Todos ellos viven a plenitud esta misión de llevar la palabra de Dios, la esperanza y la ayuda a los más necesitados, recordamos especialmente y agradecemos la labor del padre Josiah Asa K’Okal que vivió su vida sacerdotal como un autentico misionero en Venezuela, con alegría y entrega total al Evangelio sobre todo entre los indígenas waraos y las personas más pobres en Delta Amacuro.

Amigos, frente a las situaciones de dolor e incomprensión como la muerte del padre Josiah Asa K’Okal démosle las gracias por su vida y dedicación, evitemos la rabia y la amargura por estar fijos en nuestra manera de ver las cosas y más bien sintámonos impulsados a experimentar las puertas que el Espíritu desea abrir para nosotros; la misión es de Dios y a pesar de todo lo que pueda suceder, tengamos la certeza de que con Dios ¡iempre ganamos!

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