¿En base a qué decides?, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

¿De dónde viene el bien del mal? Hay quiénes proponen algunas posibilidades como la evolución, la razón, la conciencia, pero ninguno de estos puede ser la fuente última de la moralidad.

¿Por qué no de la evolución?, porque cualquier supuesta moralidad que este evolucionando puede cambiar; si puede cambiar para bien o para mal de haber un estándar por encima de esos cambios para juzgarlos como bueno o malo. Durante la mayor parte de la historia humana las sociedades más poderosas esclavizaron a las sociedades más débiles y prosperaron, en ese tiempo nadie lo cuestionó, pero hoy en día condenamos la esclavitud.

El razonamiento es una herramienta poderosa para ayudarnos a descubrir y comprender la moralidad, pero no puede ser la única fuente de moralidad, por ejemplo, los criminales usan el razonamiento para planear un asesinato sin que su razón les diga que el asesinato está mal y me preguntó: ¿Fue el razonamiento o algo más alto que el razonamiento lo que guío a todas esas personas que han arriesgado sus vidas para salvar, por ejemplo, a las víctimas de un terremoto?, sin duda ha tenido que ser algo más elevado que el razonamiento, porque arriesgar la propia vida para salvar a un extraño es algo muy poco razonable.

La ley natural se encuentra en el corazón humano, y no es otra cosa que la ley divina entregada al hombre en forma de principios universales que regulan la conducta humana.

Amigos, así como existe el mal existe también el bien, a diferencia de las leyes físicas o de las leyes matemáticas que dicen lo que es cada cosa, las leyes de la moralidad dicen lo que debería ser, pero al igual que las leyes físicas dirigen y ordenan algo y ese algo es el comportamiento humano correcto.

La moralidad no existe físicamente, porque no hay átomos, no hay células o genes morales o inmorales, por eso, su causa tiene que ser algo que existe fuera del mundo físico, por lo tanto esa cosa debe estar por encima de la naturaleza, debe ser sobrenatural. La existencia misma de la moralidad prueba la existencia de algo más allá de la naturaleza y más allá del ser humano, las normas morales pueden expresarse en deberes, como por ejemplo mandatos o en prohibiciones, por ejemplo, ayudar al necesitado es un deber, no matar es una prohibición.

Así como un diseño implica que hay un diseñador, los mandatos morales implican un comandante moral, las leyes morales deben provenir de un legislador moral, es quien conocemos como Dios, las consecuencias de ese momento es que cada vez que apelas a la moralidad, estás apelando a Dios lo sepas o no, estamos hablando de algo religioso, incluso, si crees que eres ateo.

Estamos invitados a obedecer, esas leyes morales dadas por Dios, que orientan la conducta de las personas para una sana convivencia, porque permiten saber qué es lo correcto y lo incorrecto en una sociedad y sobretodo en nuestra propia. Obedecer las leyes morales dadas por Dios es vivir feliz en la vida, porque con Dios ¡siempre ganamos!

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