El valor de la verdad, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

La verdad es una virtud muy necesaria para el mundo de hoy pero además es la virtud de la estabilidad psicológica. El hombre y la mujer son los únicos seres en la tierra capaces de conocer la verdad y de transmitirla y al mismo tiempo son los únicos capaces de mentir, esto se debe a su inteligencia y a su capacidad para comunicar pensamientos.

Al mentiroso hoy se le quiere llamar como aquel que tiene chispa, una actitud para la vida, o tiene sentido comercial, o sencillamente es un vivo, pero en realidad eso no cambia la verdad, el mentiroso se daña a sí mismo, daña a los demás, daña a la sociedad y sobretodo desfigura la imagen de Dios de su alma.

Cuida tu lengua amigo, es la parte más valiosa que tienes, pero también la más peligrosa; con ella puedes alabar a Dios, consolar al triste, aconsejar a un amigo, pero también puedes herir el honor y la fama del prójimo.

San Bernardo decía que la lengua es una lanza, la más aguda, con un solo golpe atraviesa a tres personas; al que habla, al que escucha y a la tercera persona de quien se habla. Cuanto destrozo puedes causar con tu lengua si la usas para el mal.

Dios dice a través del libro del eclesiástico que muchos han perecido al filo de la espada, pero no tantos como por culpa de la lengua, esto significa que es mayor el número de los que se condenan por causa de lengua, que aquellos que mueren por causa de la guerra.

¿Por qué es tan grave?, bueno porque se está pisoteando la caridad, tu si quieres puedes aparentar, vivir de forma distinta a la que profesas externamente, puedes engañar, puedes llegar incluso a la esquizofrenia, es decir, a tener dos personalidades, y ya no distingues lo que es real y lo que es apariencia.

El ser humano es una unidad perfecta, todo lo que es mentira, falsedad o fingimiento rompe esa unidad. La ruptura se da entre el ser y el actuar, entre el pensar y el decir, entre le decidir y el cumplir, y las consecuencias son infelicidad, insatisfacción, ruptura de la armonía de la personalidad.

Jesucristo se denomina a sí mismo la verdad, no dice que es la pureza ni la bondad, ni le fe, ni la esperanza, su misión se resume en dar testimonio de la verdad, su vida es idénticamente igual a su mensaje, por eso podemos decir que ser fiel a Cristo es ser fiel a la verdad, respetarla, propagarla, defenderla, asimilarla.

El Espíritu Santo es el espíritu de la verdad y el que descubre la verdad del hombre y de Dios, la verdad de ti mismo, es el que te enseña a apreciar en su justo valor la realidad de este mundo, su fugacidad, el valor de la vida ante la eternidad, es el que te da la fuerza para profesar y testimoniar la verdad.

El Espíritu Santo guía hacia la verdad a quien lo escucha y lo pone en práctica, y pone en práctica sus inspiraciones porque el Espíritu Santo es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!