El Santo Cristo de La Grita, por María García de Fleury
por: María García de Fleury
En el año 1573 el conquistador español Francisco de Cáceres intentó poblar una ciudad llamada Espíritu Santo, en la cordillera de Guatavita, en Colombia, hasta que llegó al Valle de La Grita, entre la Villa de San Cristóbal y la ciudad de Mérida; solicitó a España que mandaran religiosos de la Orden Franciscana para fundar conventos y una provincia en aquella que él había conquistado.
Enviaron al Padre Fray Juan de Maqueda junto con 8 religiosos franciscanos, llegaron al puerto de Cartagena y de allí se fueron hacia La Grita, así se fundó un convento en la ciudad del Espíritu Santo de La Grita.
En 1610 un terremoto destruyó la ciudad de La Grita y los franciscanos se trasladaron a un campo llamado Tadea, entre ellos estaba Fray Francisco con muchas habilidades para el escultura, le ofreció a Dios hacerle una imagen de Jesús crucificado para rendirle culto especial y consagrarle la nueva ciudad. Con un tronco de cedro empezó a esculpir a Cristo moribundo, con otra parte le talló los brazos y se los colocó, pero sobretodo no lograba tallar el rostro. Una noche Francisco comenzó a escuchar unos ruidos extraños en el lugar donde tenía la escultura, se acercó y vio una figura humana envuelta en una ráfaga de luz que salía a través de la puerta encandilando.
Después de la oración matinal se dirigió con los otros frailes al lugar donde estaba la imagen y la encontraron terminada, Fray Francisco lloraba tan impactado, en aquel rostro divino estaban los rasgos que él había concebido y que le era imposible expresar; esa imagen es el Santo Cristo de La Grita, cuyos milagros son innumerables y está en la Basílica del Espíritu Santo, y es la cuna espiritual de La Grita, se llama también el Cristo de Los Ángeles o El Cristo del rostro sereno.
A mediados de siglo XVIII, la parroquia comenzó a ser atendida por sacerdotes del clero secular, monseñor Juan Hilario Bosset, obispo de Mérida el 4 de octubre de 1852 fundó la primera cofradía. Luego, Monseñor Jesús Manuel Jáuregui lo nombró patrono de la Grita, elaboró las primeras estampas del Santo Cristo de La Grita y desde 1895 decretó que su fiesta se celebraría el 6 de agosto, día en que la iglesia celebra la Transfiguración del Señor.
Estudios realizados en los años 2013 y 2017 a la imagen de Santo Cristo de La Grita muestran después de más de 400 años el buen estado en que se encuentra el Cristo, qué es una estructura de una sola pieza de madera de cedro amarga sobre la cual se talló todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, los dos brazos están pegados al tronco con un sistema antiguo de caja y espiga, el brazo derecho es lo único diferente porque es de madera de roble.
La tradición de peregrinar hacia el Santo Cristo de La Grita es una manera de reafirmar la identidad tachirense, pero también la identidad del hombre y la mujer andinos, siempre pegados a Dios porque ellos saben que con Dios ¡siempre ganamos!