El quinto Balón de Oro de Messi pasó por Tiflis, rendido a sus pies
Tiflis, Georgia | AFP | «¡Master class!», gritó desatado un periodista georgiano cuando Messi entró en la sala de prensa el martes tras ganar la Supercopa de Europa ante el Sevilla (5-4); tras su recital en el campo, el argentino quiso agradecer a Tiflis el espectacular cariño que le brindó.
Pasadas las 2 de la mañana locales, ya habían comparecido los dos técnicos y según el programa se cerraban las ruedas de prensa. Entonces un miembro de la UEFA advirtió a los periodistas que no recogieran, que alguien más iba a pasar por los micrófonos.
La entrada en la sala de Pepe Costa, el miembro del equipo técnico del Barcelona que siempre acompaña a la estrella, ya fue celebrada.
Detrás, un Messi sonriente que quería tener unas palabras de afecto hacia Tiflis, aunque conllevara sentarse ante los medios, un ejercicio que detesta.
«Fue lindo. Estamos agradecidos por el trato de la gente de acá, parecía que éramos locales», concedió.
Antes, en el campo, Messi había ofrecido un gran espectáculo, sobre todo a balón parado, donde se mostró especialmente afinado.
– Afinado a balón parado –
Había adelantado al Sevilla su compañero en la selección Ever Banega, también de golpe franco. Messi respondió con un lanzamiento desde su lado natural y otro que parecía más adecuado para un futbolista diestro.
En la primera parte dominó el partido a su antojo. Cuando quería combinaba sin complicarse, cuando le apetecía emprendía una aventura en forma de eslalon.
Según pasaron los minutos, pagó la falta de rodaje y se difuminó, como todo el Barcelona, que encajó tres goles para que el duelo se fuera a la prórroga.
Lo pudo evitar Messi con otro lanzamiento de falta, que rozó la cruceta, en el minuto 89.
Finalmente el gol salvador de Pedro llegó tras un rechace en una jugada que se inició con otro golpe franco lanzado por la ‘Pulga’, elegido mejor jugador del partido.
«Marcó la diferencia», reconoció Unai Emery, el técnico del Sevilla.
«Tuvimos mucha calidad y nos metimos en el partido gracias a los golpes francos de Leo», le agradeció su entrenador Luis Enrique.
Esta actuación, unida a su protagonismo en los otros tres títulos ganados por el Barcelona en 2015 (Liga-Copa-Champions), dejan a Messi en la rampa de lanzamiento para su quinto Balón de Oro, que previsiblemente recuperará después de dos años de dominio de Cristiano Ronaldo.
– ‘Messimania’ en Georgia –
En una final jugada a 4.500 kilómetros del país de origen de los dos equipos, la presencia de aficionados españoles en el Dinamo Arena fue testimonial, unos 1.000 entre los más de 50.000 que llenaron el recinto.
La capital de Georgia perteneció únicamente a Messi, que respondía con una sonrisa tímida, sorprendido por haber encontrado el cariño tan lejos, después de unas vacaciones de sufrimiento en su país, tras no poder conquistar la Copa América.
En los prolegómenos, culto al ídolo. Un artista expone sus cuadros. En ellos varios héroes de Hollywood -Rambo, Terminator…- se transforman en el chico de Rosario.
A unos metros unos niños, ataviados con el 10 azulgrana, hacen cola para dibujarse en el rostro su nombre y dorsal.
Dentro del estadio, un grito atrona con unanimidad. «¡Messi, Messi!», se escucha cada vez que el argentino se hace con el balón.
«Es el mejor de la historia», reconoció el sevillista Vitolo. Y en Tiflis celebran haber podido compartir un pequeño capítulo de su leyenda.