El PSG pasa la página de Blanc e Ibrahimovic
EFE
Con la salida del entrenador Laurent Blanc y del goleador Zlatan Ibrahimovic, el París Saint-Germain cierra el capítulo de consolidación de su nueva identidad, cinco años después del desembarco de petrodólares cataríes en un club asentado ya en la élite pero sin haber logrado aún su ansiado título europeo.
Los dirigentes del club parisino anunciaron hoy que Blanc, que llevaba tres años en el equipo y el pasado febrero había renovado su contrato por dos temporadas más, no seguirá al mando de la nave.
La ruptura amistosa del contrato, precisa la prensa deportiva francesa, incluye un finiquito de 22 millones de euros para el exseleccionador francés, que llegó a París en 2013 para tomar el testigo del italiano Carlo Ancelotti, contratado por el Real Madrid.
Tras una exitosa carrera como jugador en clubes como Nápoles, Barcelona, Marsella, Inter de Milán o Manchester United, palmarés que coronó como capitán de la Francia campeona del mundo en 1998, Blanc se estrenó como entrenador en el Burdeos (2007-2010), al que hizo campeón de liga en 2009, diez años después de su último título.
Del equipo de la ciudad vinatera pasó a la selección de Francia (2010-2012), con la que alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa de 2012.
Tras un año sabático, llegó al PSG cuando el club ya estaba inmerso en una profunda renovación para generar una nueva identidad, la de un equipo capaz de situarse entre los grandes de Europa.
Desde los despachos, Leonardo, exjugador y exentrenador de Milán e Inter, había pilotado la transición con el título de director deportivo.
Para su nueva etapa, el PSG había reclutado a Ibrahimovic como gran referencia del equipo y había completado la primera plantilla con jugadores de renombre como Sissoko, Javier Pastore, Marco Verrati, Thiago Silva, Thiago Motta, Matuidi, Ezequiel Lavezzi o, brevemente, David Beckham.
Pero el club de París, enseña sin noble historia pero con ansias de futuro y músculo financiero para proyectarlo, no había conseguido plasmar su ambición en resultados tangibles en Europa, estrellándose sistemáticamente contra el muro de los cuartos de final.
Tampoco con Blanc, con el que el club ató al goleador del Nápoles Edinson Cavani como gran refuerzo, por 64 millones de euros, al defensa brasileño del Chelsea David Luiz en su segunda campaña (49 millones) y al extremo argentino del Manchester United Ángel Di María en la última (63 millones).
En su primera temporada, el técnico francés logró un doblete de Copa y Liga, con récord de puntos, pero cayó en cuartos en Europa con el Chelsea.
Al año siguiente superó su registro con un histórico lote de cuatro títulos nacionales, pero volvió a pinchar en cuartos en la Liga de Campeones, esa vez contra el Barcelona.
En la última campaña, Blanc logró reeditar cómodamente su dominio nacional con su cuarto título de liga consecutivo, pero volvió a pinchar en los ‘malditos’ cuartos de la Liga de Campeones, esta vez contra el Manchester City.
El mejor registro del PSG en la máxima competición europea sigue siendo la semifinal que alcanzó en 1995, en el siglo anterior a la llegada de Qatar Sport Investment a la dirección del club.
El PSG escribirá ahora un nuevo capítulo de su historia sin Blanc y sin Ibrahimovic, que deja París a punto de cumplir 35 años y tras haber impregnado el club con toda su dimensión de estrella internacional.
Como reemplazo para el banquillo, en boca de todos está el nombre del español Unai Emery, tras haber sido uno de los grandes artífices de los éxitos del Sevilla en los tres últimos años, con otros tantos títulos consecutivos de Liga Europa.
De confirmarse la llegada del entrenador vasco al banquillo parisino, quedará por saber qué estrella intentará llenar el hueco que deja Ibrahimovic.
Durante la temporada, la prensa deportiva francesa ha especulado insistentemente con la posibilidad de fichar al delantero portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo, de 31 años.
Pero el PSG, que no disimula su querencia por las superestrellas, insiste desde hace años en que su estrategia pasa por contratar a jugadores jóvenes porque están «a la búsqueda del nuevo Messi».