El profeta Elias logró hacer maravillas, por María García de Fleury

María García de Fleury

El profeta Elías es una de las personas más interesantes y coloridas de la Biblia. De él no se sabe nada acerca de su familia ni de su nacimiento. Pero la Biblia narra que Elías se encuentra con una viuda en un país vecino y mediante su obediencia al pedido de Elías, Dios proporcionó suficiente alimento para Elías, la mujer y su hijo.

Milagrosamente, el barril de harina y la tinaja de aceite de la viuda nunca se acabaron. La lección para todos nosotros es que si caminamos en comunión con el Señor y lo obedecemos, estaremos abiertos a su voluntad, y cuando estamos en la voluntad de Dios, Él satisface todas nuestras necesidades y su misericordia para nosotros nunca escasea.

En otro momento, Elías aparece como el personaje central en un enfrentamiento con los profetas del Dios falso, Baal, en el Monte Carmelo.

Estos invocaban a Dios durante todo el día, para que hiciera llover, y no pasó nada. Luego, Elías construyó un altar de piedras, invocó a Dios, y Dios hizo descender fuego del cielo, quemó el sacrificio y la leña, y comenzó a llover torrencialmente, demostrando que su Dios era más poderoso que los dioses falsos. Sin embargo, Elías era un ser humano tal como somos nosotros, pero oraba a Dios con fe.

El poder de la oración está en Dios, no en nuestra propia naturaleza humana. Como le ocurrió a Elías, cuando nos concentramos en todos los sucesos de la vida, podemos apartar nuestros ojos del Señor y desanimarnos. Elías fue un hombre que escuchó a Dios, incluso en momentos de adversidad y desánimo.

Elías permaneció fiel, Dios se muestra de forma poderosa en el viento, en el fuego, en los terremotos, pero también se relaciona con nosotros de manera íntima y personal, como en un susurro silencioso.

Dios satisface nuestras necesidades físicas, anima a examinar nuestros propios pensamientos y comportamientos. Dios instruye sobre cómo proceder y asegura que no estamos solos. Gracias por ver el video.

Cuando estamos atentos a la voluntad de Dios y caminamos en obediencia a su palabra, podemos encontrar aliento, victoria, recompensa. Elías luchó con sus debilidades humanas típicas y a pesar de eso confió en Dios.

Puede que no sea a través de demostraciones de poder tan obviamente milagrosas, pero si nosotros nos rendimos y confiamos en Dios, Él también puede usarnos poderosamente para los propósitos de su reino. A lo largo de toda la Biblia, Elías es un ejemplo de piedad y poder.

Se le menciona tanto en el Antiguo Testamento como en los cuatro evangelios, en dos cartas, incluso aparece en la transfiguración con Jesús. La historia de Elías puede ser un consuelo y un estímulo para nosotros. Ser una persona fuerte de Dios no significa que nunca nos sentiremos desanimados, sino que significa mirar a Dios cuando tenemos problemas, situaciones difíciles.

Elías se sintió solo y no entendió el plan de Dios, pero aún así buscó a Dios. A cambio, vio constantemente el poder de Dios manifestado en su debilidad, cuando resucitó al hijo de la viuda de entre los muertos, cuando triunfó en el Monte Carmelo.

Por su fidelidad, Elías fue uno de los pocos individuos de la Biblia que fue llevado al cielo, porque a pesar de sus debilidades, estuvo dispuesto a escuchar la voz de Dios y obedecerlo, convencido de que cada uno de nosotros es un ser humano.

Elías fue uno de los pocos individuos de la Biblia que fue llevado al cielo, porque a pesar de sus debilidades, estuvo dispuesto a escuchar la voz de Dios y obedecerlo, convencido de que cada uno de nosotros es un ser humano.

Porque con Dios siempre ganamos.

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