El primer catequista, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

San Cirilo de Jerusalén es considerado el primer catequista, pues vivió en un tiempo donde existían muchas herejías y se convirtió en una de las figuras más representativas de este periodo de apasionadas batallas teológicas.

Nació en Jerusalén en el año 313 y falleció en el 386, fue ordenado sacerdote por el obispo de Jerusalén, San Máximo, quién le encomendó la tarea de instruir a los catecúmenos.

Cirilo fue uno de los pocos hombres de su tiempo que se mostró flexible y pacificador, en el año 348 Cirilo se convirtió en el nuevo obispo de Jerusalén por un periodo de 35 años hasta su muerte, de esos pasó 16 años desterrado debido a sus escritos y discursos catequéticos que contienen parte de las enseñanzas y ritos de la iglesia de mediados del siglo IV.

Escribió 24 textos denominados catequesis donde se dirigía a los catecúmenos que se preparaban para recibir los sacramentos, en ellos hablaba de la penitencia, el pecado, el bautismo y el credo, todo para instruir a los recién bautizados en la fe. También habló de la eucaristía, insistiendo en que Cristo si está presente en la santa ostia.

Todos sus textos poseen un estilo claro y sencillo apropiado a los oyentes, evitando términos abstractos de la teología con un giro oratorio persuasivo, todo esto le mereció el título de Doctor de la iglesia por parte del Papa León XIII.

En su catequesis cuarto decía, “que todo el mundo se haga a un lado, lo que no se lee en las iglesias tampoco lo lean en particular, para qué fatigarse inútilmente leyendo los libros controvertidos puesto que ni siquiera conocen los que son unánimemente aceptados, aprendan de la iglesia cuales son los libros sagrados del antiguo y del nuevo testamento, estudien únicamente aquellos que la propia iglesia lee con toda seguridad, cuando se trata de los divinos misterios de la fe no se debe proponer nada que no esté fundado en las sagradas escrituras, sino nos dejaríamos llevar por puras conjeturas, por conclusiones artificiales basadas sobre razonamientos humanos”

Cirilo acabó siendo fiel seguidor de las resoluciones tomadas en el Concilio de Nicea, de modo especial en aquellas cuestiones que afectaban a la resurrección y a la presencia real de Cristo en la eucaristía.

Participó en el segundo concilio ecuménico de la iglesia en Constantinopla, fue un fiel defensor de la doctrina católica en contra de la herejía arrianista que negaba la divinidad de Jesucristo. En este concilio se le llamó valiente luchador para defender a la iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión.

Su fiesta se celebra el 18 de marzo, al día de hoy Cirilo envía el mensaje de que es preferible emplear nuestro tiempo, evangelizar a quien lo necesita, que polemizar con el del al lado, es preferible poner en práctica el mandamiento del amor dado por cristo porque él es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!