El presidente de Brasil es sometido a una evaluación médica tras operación
EFE
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, llegó este miércoles a Sao Paulo para una consulta médica después de la operación a la que fue sometido el pasado enero por las secuelas del atentado sufrido durante la campaña electoral.
Bolsonaro, en el poder desde el pasado 1 de enero, desembarcó en Sao Paulo procedente de Brasilia y se dirigió al Hospital Albert Einstein para una consulta médica dos semanas después de recibir el alta.
La cita médica no fue incluida en la agenda oficial del presidente, quien tiene un compromiso marcado a las 17.00 hora local (20.00 GMT) en Brasilia para encabezar la reunión del Consejo Nacional de Defensa.
El mandatario fue operado el pasado 28 de enero para retirar la bolsa de colostomía que cargaba desde septiembre, cuando sufrió un atentado durante un acto de campaña en la localidad de Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais (sureste).
El autor del ataque, identificado como Adélio Bispo, fue detenido inmediatamente después de la agresión y las autoridades aún no han determinado si actuó solo o si lo hizo a mando de alguien, aunque Bolsonaro ha resaltado en todos sus mensajes que su agresor fue afiliado a la formación de izquierdas Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
Tras la puñalada, Bolsonaro, de 63 años, fue sometido a tres procedimientos quirúrgicos, el último de ellos el pasado 28 de enero en el hospital Albert Einstein, uno de los centros privados más prestigiosos de Brasil.
En su última operación, el ultraderechista permaneció hospitalizado 17 días, 7 más de los previsto, ya que los médicos le diagnosticaron una neumonía que obligó a prolongar la dosis de antibióticos suministrada.
El jefe de Estado regresó a Brasilia el pasado 13 de febrero y, después de algunos días de reposo en su domicilio, reapareció públicamente ante el Congreso para entregar el proyecto de reforma del sistema de pensiones y jubilaciones.
El proyecto de enmienda constitucional que endurece el acceso a las jubilaciones fue una de las principales promesas de campaña de Bolsonaro y su intención es sanear el abultado déficit fiscal de Brasil.
La reforma, considerada fundamental por el mercado financiero para controlar el abultado déficit fiscal del país, encuentra la resistencia de los sindicatos, que han mostrado una escasa fuerza en los últimos meses.