El papa denuncia corrupción y pide apertura hacia los migrantes
Turín, Italia | AFP | El papa Francisco denunció este domingo, en su primera visita a Turín, en el norte industrial de Italia, las conexiones mafiosas y la corrupción, e invitó a los italianos a no cerrarse ante los migrantes.
El pontífice viajó a esa región, de dónde vienen sus orígenes italianos, para asistir a la «ostentación» (exposición al público) del Santo Sudario en la catedral de San Juan Bautista de Turín, que concluirá dentro de tres días.
Durante el ángelus, el papa se ganó muchos aplausos al declararse «nieto» del Piamonte, ante unos 60.000 fieles entusiastas en la plaza Vittorio, en el centro de la ciudad.
Jorge Bergoglio nació en Buenos Aires en 1936 y, antes de su nacimiento, su familia paterna había dejado Portacomaro, un pueblo del Piamonte, muy cerca de Asti, para instalarse en Argentina.
En el momento más religioso de su visita, Francisco se recogió ante el Santo Sudario, una mortaja que habría envuelto el cuerpo de Jesucristo.
El papa aprovechó su visita a Turín para abordar unas cuestiones que lo preocupan. Ante el mundo de la empresa, lamentó las manifestaciones de rechazo a los migrantes, un tema especialmente espinoso en el norte de Italia, en un momento en que la Unión Europea se muestra dividida sobre su acogida.
«Si la inmigración aumenta la competencia (económico), no se puede culpar (a los migrantes) de ello, porque son víctimas de la injusticia, de la economía del rechazo y de las guerras. ¡Los seres humanos no deben ser tratados como mercancía!», declaró.
El pontífice crítico algunos de los males de Italia: «No a la corrupción, que hoy es tan frecuente que parece haberse convertido en un comportamiento normal, no a las conexiones mafiosas, a las estafas, a los sobornos».
«No a una economía del desecho», añadió, afirmando que hoy en día se excluye rápidamente a quien no produce siguiendo el modelo de «usar y tirar».
En su homilía en la plaza Vittorio, el papa conmovió a los piamonteses al recurrir a unos símbolos fuertes de la cultura regional, de la que su abuela Rosa le hablaba en Buenos Aires cuando él era niño.
La visita de Francisco también tenía como objetivo celebrar el bicentenario de San Juan Bosco, gran figura del catolicismo italiano y del Piamonte, «apóstol de los jovenes», que se dedicó a la educación de los niños desfavorecidos y fundó la congregación de los salesianos.